García de Vicuña es secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO Euskadi, Irakaskuntza, desde 2008. En ese tiempo ha coordinado una Conferencia sobre inmigración(2009) y dos jornadas educativas sindicales de amplio seguimiento, «Miradas diversas a la educación» (2009) y «¿Qué sociedad, qué educación, qué sindicato?» (2016). Compatibiliza el puesto con las responsabilidades de Política Educativa y Acción Sindical de la propia federación vasca.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentará Irakaskuntza en los próximos cuatro años a nivel tanto interno como externo?
A nivel interno nuestro reto es ciertamente continuista: seguir creciendo y mejorando como organización sindical. El panorama laboral está cambiando continuamente y es probable que lo haga aún más en los próximos años. Ello nos llevará a construir un sindicato de cercanía, más próximo a los centros educativos y con mayor capacidad para absorber las continuas demandas que nos lleguen desde cualquier lugar de Euskadi.
Desde el punto de vista externo, la nueva CCOO Irakaskuntza buscará convertirse en una fuerza con mayor capacidad de interlocución que la actual; esto significa que afrontaremos las próximas elecciones sindicales con el objetivo de mejorar ostensiblemente los resultados cosechados en el proceso electoral anterior. Un sindicato se mide por dos variables continuamente, su fuerza afiliativa y su poder de intermediación en las distintas mesas de negociación en las que participamos. Y en este último caso no es lo mismo afrontarlas con un 15% que con un 30%.
¿En qué campo debe poner esta federación más empeño?
En todos, en los cinco sectores que se cobijan bajo estas siglas de Irakaskuntza. Estamos orgullosas/os de representar a compañeras y compañeros de la UPV y de la Universidad de Deusto, de los centros escolares de ambas redes educativas, del personal laboral de la administración del Gobierno Vasco docente educativo, de cocina y limpieza, tan olvidados/as normalmente y de las mujeres y hombres que tras el paraguas de la Intervención Social atienden al llamado Tercer Sector.
Irakaskuntza ya hizo una apuesta hace 8 años por incluir este último sector, el de Intervención Social como un ámbito propio, desgajado del de Concertada, al que había pertenecido hasta entonces (y, de hecho, así ocurre en la mayoría de las federaciones de enseñanza de CCOO en España). Fue una decisión valiente, que creo ha sido bien valorada por los compañeros /as del propio sector.
No vivimos, por desgracia, unos tiempos en los que ninguno de los cinco sectores que forman Irakaskuntza se encuentren en tan magnífica situación que pueda ser relegada la atención. Todo lo contrario, tenemos todos los frentes abiertos y a cada cual con mayor necesidad, así que seguiremos con especial atención todo lo que acontezca en cada sector.
¿Cómo ves el nuevo panorama educativo tras la implantación de Heziberri y LOMCE?
Con alto grado de escepticismo, porque los políticos que están al mando en los gobiernos de España y de Euskadi siguen siendo remisos a revisar sus políticas y aceptar negociar en serio. Quizás las formas sean distintas en Lakua que en Madrid, pero, de momento, los resultados son similares. Tengo confianza en que desde diversos lugares consigamos revertir tal situación. Por ejemplo, las iniciativas para los anunciados pactos educativos son una buena oportunidad que no debemos desaprovechar. Cualquier acuerdo debe pasar por un pacto social, desde el que CCOO Enseñanza y CCOO Irakaskuntza se sientan cómodos. No podemos olvidarnos de que acordar cualquier proceso debe pasar por el reconocimiento del daño sufrido en anteriores años y de todo ello, los y las trabajadores/as de la enseñanza tenemos huellas indelebles que queremos dejar atrás cuanto antes, una vez que sean resarcidas.
Para CCOO Irakaskuntza, ¿cuáles son las decisiones que debería tomar el Departamento con la mayor brevedad posible?
Ofrecer un convincente proyecto de negociación colectiva, que contenga elementos dignos de avance respecto del acuerdo actual. No es de recibo desaprovechar el tiempo con reuniones infructuosas, sabiendo, de antemano, que no hay voluntad de mejora.
Escuchar a los centros educativos sus demandas razonadas, si es cierto que quieren profundizar en la autonomía escolar.
Disminuir la cantidad de proyectos educativos hasta un número solvente, asumible y dejar de jugar al juego de “todo vale”, cuando no se tiene voluntad de defender y gestionar la variedad de la oferta.
Trabajar por la mejora del sistema escolar sin que suponga obsesionarse con el resultado de los procesos evaluativos estandarizados.
Distribuir el alumnado con necesidades educativas específicas entre ambas redes, asumiendo que el compromiso del Departamento es hacer de la distribución equitativa y de la inclusión escolar señas de identidad específicas.
Revisar la política de conciertos educativos para que se incorpore en ellos toda la financiación pública que reciban los centros privados, de modo que sea perfectamente contratable y transparente.
Reducir los problemas de financiación que tiene en estos momentos la UPV, ayudando a solucionar cuestiones como los programas de investigación, a cargo de los becarios y becarias.
Atender las necesidades del profesorado de los centros de Formación Profesional, aunque signifique reducir el ritmo vertiginoso de crecimiento que se ha autoimpuesto la propia viceconsejería.
¿De qué logro te sentirías más satisfecho al final de este nuevo mandato?
Como sindicalista, haber contribuido a desatascar y actualizar los distintos convenios laborales que afectan a esta federación. Será una señal de que las condiciones laborales –y no sólo las relativas a jornada y salario– han mejorado.
Como docente, haber sustituido la actual LOMCE y el decreto autonómico Heziberri 2020 por una nueva normativa, compartida, democrática, que haga de la educación un bien público real, al servicio de la ciudadanía, no sujeta a vaivenes políticos.
Como persona, ser reconocido como un digno y honrado trabajador, con ilusiones y sueños por los que seguir luchando.