Hace 20 años me afilié a CCOO. Los motivos que me llevaron a hacerlo fueron ver cómo se vulneraban los derechos de las trabajadoras y la poca información que teníamos. Trabajé para concienciar y animar a todas mis compañeras para que hicieran lo mismo, convencida de que la afiliación era y es el primer paso necesario para empezar a abrir camino, darnos visibilidad y mejorar las condiciones de nuestro sector.
El del Ocio Educativo y Sociocultural en Cataluña es un sector feminizado. Los comités y/o secciones sindicales están formados mayoritariamente por mujeres. Curiosamente, cuando tenemos que negociar con las diferentes patronales nuestras condiciones laborales, nos encontramos con que nuestros interlocutores son en gran parte hombres, algo habitual en el sector educativo.
Miedo paralizador
Cierto es que, a la hora de tomar decisiones y aceptar responsabilidades sindicales, como puede ser la presidencia de un comité o la secretaría de la sección sindical, el miedo nos paraliza. Muchas de nosotras llevamos una mochila, y esa mochila, que puede pesar más a unas que a otras, está cargada de inseguridades y bloqueos que nos hacen retroceder y no ser conscientes de que lo podemos hacer y, sobre todo, de que lo podemos hacer bien.
Como dice Mariona Zamora en el blog Ulleres per esquerrans, todas nos deberíamos hacer las siguientes preguntas: ¿qué es lo que más se valora de las organizaciones, o, en este caso, del sindicalismo? ¿Ser sindicalista me supone una dedicación exclusiva? ¿Tenemos mecanismos de participación que tengan en cuenta todas las maneras de participar? ¿Cómo se distribuyen las tareas y qué significado se les da? ¿Cuáles son los motivos que nos hacen no dar el paso?
Y con todo esto… ¿qué hacemos? Me gustaría que todas nos hiciéramos las anteriores preguntas para comprender por qué muchas veces no tomamos la iniciativa de liderar, y por qué el momento de asumir responsabilidades nos crea todavía un malestar que cuesta entender y nos genera dudas, inseguridades e incluso rechazo. Muchas veces cuesta poner palabras a ese sentimiento extraño que nos hace salir decepcionadas de muchas reuniones.
Todavía me planteo en muchas ocasiones qué es lo que me hace seguir asumiendo un puesto de responsabilidad sindical representando a mis compañeras y compañeros. Seguramente las ganas de luchar y estar convencida de poder mejorar y cambiar las cosas, y sobre todo el apoyo de muchas personas para seguir haciéndolo.
Tomar conciencia de la situación es el primer paso para comenzar a actuar. Todas podemos. Las más visibles, pero también las invisibles, que confiamos en que cada vez sean menos.