Una cosa es que hablemos, muy rimbombantemente siempre, de la importancia de los primeros años de educación, y otra que le demos el valor que realmente tiene. El valor que le concedemos como padres y madres cuando confiamos a las personas que más queremos y que en más indefensión se encuentran a las y los educadores y docentes que menos ganan.
Otras mujeres eligen libremente trabajar a media jornada… ¡parecen bobas! Porque así ganan menos y además se encargan de los trabajos de la casa y cuidan a los hijos (aunque sean hijas, la RAE dice que hay que decirlo así. Hay muy pocas mujeres en la RAE, pero ese es otro tema, o el mismo, no sé si me explico…). Se quedan con esas medias jornadas porque ellos, los hombres, ganan más, han elegido mejores trabajos o tienen más complementos y “casualmente” toda la familia y la gente que conocen ve bien que ellas hagan esto, sus madres o no trabajaban fuera de casa o, de alguna manera, se las ingeniaron para trabajar y llevar la casa, cocinar, planchar, limpiar… y cuidar a las criaturas.
Hay mujeres que pudiendo presentarse a ser directoras, inspectoras o rectoras no quieren hacerlo. Podrían hacerlo perfectamente porque tienen la titulación, las capacidades y las aptitudes para desempeñar esos puestos y en sus centros de trabajo no han visto carteles o legislación que impida que se presenten, pero no lo hacen… ¡otras que son bobas! En esos puestos se gana más dinero y si no se presentan es porque no quieren, no porque en esas universidades con tantos años de historia no haya habido ninguna rectora nunca, ni porque nadie piense en ellas, ni se lo propongan, ni se ofrezcan a formar parte de su equipo, ni porque los horarios absurdos y poco productivos que parecen ir aparejados al cargo impidan tener otra vida, ni porque haya que echarle “un par de huevos” al puesto. Simplemente no quieren.
Bueno, y luego está lo del acoso… ¡esto sí que está clarísimo! Los hombres, como se sabe y las madres y padres de todos los tiempos se han encargado de transmitir de generación en generación, no pueden controlar sus impulsos sexuales, ¡qué se le va a hacer! Ellos son así, es su naturaleza. Sabiendo esto, ¿a quién se le ocurre ir a trabajar arreglada? Algunas se pintan los labios o llevan escotes y minifaldas para “provocar”, van claramente “buscando guerra”. Pues, mira, dos cositas te voy a decir: la primera es que esto pasa porque ellas quieren, porque a otras no les pasa, van provocando y le pasan este tipo de cosas, ¡se lo buscan! Pero, además, también te digo que cuando les pasa, ¿por qué aguantan?, ¿por qué soportan tanto?, ¿por qué no denuncian?
El día 8 de marzo vamos a parar, vamos a salir a gritar que no queremos ganar menos, que queremos compartir los cuidados del hogar, que no queremos ser acosadas, que no queremos que nos maten, que os queremos a nuestro lado, iguales, de verdad, de verdad de la buena, de esa en la que veamos que no hay muertes, compartamos la vida y no exista la brecha salarial. Una sociedad justa de un mundo en igualdad.