Antonino Nieto
El ojo del abismo toma de la mano el arco iris
Cuadernos del Laberinto. 2018
Ampliamente corto, de todos modos, para que este sentido cardial de la vida alcance a ser compartido por todos.
Los que instigados por muchas letras de rap sigan entendiendo la poesía como versificación sometida a una acentuación y disposición más o menos cerrada, y con el pareado como peripecia, no verán que un libro como este no sea prosa. Y quienes tengan de lo poético y los poemas una visión esencialista, tampoco. Son casi infinitas las perspectivas que cada cual tiene de la poesía: Munárriz y Herrero acaban de recoger en una antología más de 3.000, diversas y casi contrarias a veces, respecto a esta pluriforme cuestión en: Poesía, ¿eres tú? (Hiperión, 2018). Y, al parecer, ya tienen dispuestas casi otras tantas para tratar de responder a esta pregunta.
Para leer la poesía de Antonino en este libro, hay que ponerse en lo que, desde Baudelaire sobre todo, todas estas miradas poéticas tienen en común: el uso de otros recursos, distintos de los de la métrica, empezando por la propia sonoridad de las palabras, su ritmo, encabalgamientos, contraposiciones, metáforas y otros instrumentos del lenguaje, capaces de hacernos reconocer que no es prosa, sino que tiene algo diferencial que lo hace comunicarnos algo, conmovernos o encantarnos e, incluso, facilitarnos su repetición. Es como si de un fuerte fulgor surgido de la experiencia se tratara, capaz de condensar, concentrar e intensificar de manera muy transparente, el encantamiento de lo que la relación exacta de las palabras nos quiere decir, hasta tocarnos en lo profundo y no solo en la epidermis sentimental.
Con todo esto cumple este libro, que inscribe al poeta nacido en Verín (Ourense) en la memorable tradición de cuantos, desde antes de Homero, se han encargado de avisarnos para que estuviéramos alerta porque la vida es cambiante, llena de luchas no aptas para adormecidos ni crédulos, porque vivir tiene mucho de tragicomedia, como ya en pleno siglo XV dejó en evidencia Fernando de Rojas en La Celestina. El libro de Antonino es un alegato desencantador contra la estupidez y la idiocia. Todo nacido, y más si está indignado con lo que le acontece, puede sacarle provecho si quiere ser sujeto de un proyecto vital como persona y no un obediente autómata del cómputo estadístico, mercancía sometida a unas leyes que se le escapan. Desde esta óptica, son memorables sus referencias al fin de la historia, la verdad, la economía, la libertad o al sentido dominante que haya venido a tener el haber nacido en este presente.
No se lleven a engaño con las tres partes del libro: desnudez, coito y postcoito. Configuran la estructura dialéctica de una gran parábola en que lo pornográfico es cómo nos han educado y domado para que le hayamos dado la vuelta al sentido del vivir. Un panorama en que se ha naturalizado un nicho ecológico en que el arco iris apenas puede ser ya perceptible en el profundo abismo.