Fotos: Teresa Rodríguez
Beatriz García (Madrid, 1991) se parte el cobre por los derechos de las y los jóvenes por el día, y estudia por las noches. Como muchas otras personas de su generación, compagina trabajo y estudios. Tras sufrir en carne propia la precariedad laboral durante tres años como cuidadora en una ludoteca, decidió afiliarse a CCOO y participar activamente en el Sindicato Joven de Madrid. Ahora, desde la Secretaría de Juventud de la Federación de Enseñanza de CCOO, lucha por mejorar las condiciones laborales de las personas de menos edad, sin dejar de lado su gran pasión: la educación infantil.
Según las comparativas internacionales, tanto de la UE como de la OCDE, España es uno de los países con menos docentes menores de 30 años. ¿A las personas jóvenes ya no os interesa la docencia?
Sí, sí que nos interesa. Y mucho. Las y los jóvenes seguimos viendo la docencia como un ámbito muy atractivo. El problema es que los recortes en becas y ayudas y las subidas de las tasas han expulsado a un número desorbitado de estudiantes de las aulas. Cada vez es más caro estudiar. La crisis ha servido para limitar la llegada de las clases más populares a los estudios superiores con la excusa de que sobran universitarios y universitarias. Además, después de aprobar la carrera y el máster, para acceder a la enseñanza pública tenemos que prepararnos las oposiciones, con todo lo que ello implica. Es un proceso largo, y tienes que poder pagártelo. Cuando por fin lo consigues, es probable que hayas superado los 30 años.
En términos económicos, ¿cuánto cuesta ser docente?
Mucho. Según nuestros cálculos, más de 10.000 euros. Y eso sin contar el material escolar y sin repetir ninguna asignatura. Si contabilizáramos estos dos aspectos, estaríamos hablando de una cifra mucho más elevada. Muchas familias tienen serias dificultades para poder costear los estudios de sus hijas e hijos, por eso, es habitual encontrar a muchas personas que se ven obligadas a compaginar estudios y trabajo para poder hacer frente a los gastos y a otras que tienen que dejar la carrera a medias.
¿Cuál es la edad media del profesorado actual y cuál es el peso de mujeres y hombres? ¿Cuál debería ser el promedio de edad en un sistema educativo demográficamente sano?
Actualmente, tras los recortes, hay un docente menor de 30 años por cada siete mayores de 50. La OCDE establece que lo ideal sería que hubiera un menor de 30 por cada dos mayores de 50. En cuanto al peso de mujeres y hombres, en términos generales nos encontramos con un sector feminizado, en el que un 70% son mujeres y un 30% hombres. La presencia de docentes mujeres es mayor en Infantil y Primaria. En Secundaria ha comenzado a igualarse y en la Universidad hay mayor presencia de hombres, sobre todo en puestos de responsabilidad.
¿Qué consecuencias tiene la menor presencia de docentes jóvenes en las aulas?
Jóvenes y mayores, de forma conjunta, conseguimos impartir una educación de calidad. Las personas jóvenes aportamos frescura y dinamismo. Las mayores, experiencia y conocimiento. Para que las aulas funcionen con normalidad y el sistema educativo consiga adaptarse de forma ágil a los cambios, es importante que haya un equilibrio generacional.
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Llegar a ser docente cuesta más de 10.000 euros, y eso sin contar el material escolar y sin repetir ninguna asignatura
¿Qué opinas de la formación que se imparte en las facultades de Educación? ¿Está en consonancia con las necesidades de la escuela actual?
Necesita actualizarse. Yo tengo las dos titulaciones, la de técnico superior en Educación Infantil y la de maestra de Educación Infantil. Pese a que la Universidad me facilitó una base teórica, la FP me puso mucho más en contacto directo con el sector, algo que eché de menos en mi formación universitaria, exceptuando los periodos de prácticas.
¿Cómo podría mejorarse la formación que se recibe en las facultades?
De muchas formas, no solo cambiando los contenidos, que también. Por ejemplo, disminuyendo el número de estudiantes por aula. Con clases de 80 es muy difícil dar una atención personalizada. Si además pensamos que cada docente tiene cuatro, cinco o seis grupos de 80 personas, nos daremos cuenta de que es imposible.
¿Qué te parece el actual sistema de oposiciones?
Es mejorable en muchos aspectos. Uno de los que más nos preocupan es el carácter eliminatorio de las pruebas. Si se suprimiera, aumentarían las opciones de las personas candidatas, que podrían demostrar realmente sus aptitudes y evitar que los nervios les gastaran malas pasadas. En la actualidad, muchas se quedan varadas en la prueba de conocimientos y no llegan a demostrar su potencial en la parte práctica. Si no queremos perder talento, hay que modificar las pruebas de acceso a la función pública docente.
Otra de las reivindicaciones del sindicato tiene que ver con el aumento del peso de la experiencia en la nota final de las oposiciones. ¿En qué lugar deja esto a las personas que acaban de salir de las facultades?
Durante los últimos años, muchos profesores y muchas profesoras no han podido conseguir una plaza fija por la limitación de la tasa de reposición y han trabajado de forma interina en la enseñanza pública. Ahora que estamos logrando recuperar parte del empleo perdido a través de convocatorias de oposiciones con una oferta amplia, es justo que se reconozca esa experiencia. En 2019 yo también me presentaré por primera vez a las oposiciones docentes, en mi caso para intentar conseguir plaza como maestra de Educación Infantil, y tendré menos puntos que quienes han estado trabajando de forma interina, puesto que esas personas tienen una experiencia de la que yo carezco. En estos momentos, hay 120.000 personas interinas a nivel estatal y se estima que se convocarán 151.000 plazas, por lo tanto, pese a que la experiencia importa, hay plazas para todas las personas que aprueben. El verdadero problema sería que hubiera pocas plazas.
De cuando en cuando aflora el debate sobre si en educación es conveniente la implantación de un periodo de prácticas similar al MIR de medicina. ¿Crees que es una buena propuesta?
Tal y como se plantea, estoy totalmente en desacuerdo. Los docentes estamos en continua formación, no necesitamos un MIR educativo. Mientras cursamos la carrera y el máster realizamos prácticas. Además, en el momento en el que nos presentamos a una oposición y no conseguimos plaza, pasamos a la bolsa de personal interino. Una vez que obtenemos la plaza, tenemos un año completo de prácticas en el centro bajo la supervisión de un docente tutor y del inspector. Por lo tanto, mi respuesta es no.
Hasta el momento hemos hablado del profesorado no universitario. Pero, ¿qué está pasando en las universidades, donde proliferan las figuras de profesorado docente e investigador joven precario?
Lo que ocurre en las universidades es vergonzoso. Falta inversión en I+D y el abuso de la figura del profesorado asociado ha llevado a miles de jóvenes a vivir una situación insostenible, con sueldos que, en el mejor de los casos, rondan los 500 euros mensuales. Conseguir una plaza fija es una empresa de titanes que, en muchos casos, solo es posible pasados los 50… y, para entonces, muchos han desistido y se han ido al extranjero o, directamente, han abandonado la docencia y la investigación.
Jóvenes y mayores, de forma conjunta, conseguimos impartir una educación de calidad. Las personas jóvenes aportamos frescura y dinamismo. Las mayores, experiencia y conocimiento
¿Qué ocurre a nivel laboral en otros ámbitos educativos?
Están muy precarizados. Y esta precarización se ceba sobre todo con las personas más jóvenes, que sufren todo tipo de irregularidades. En el sector de servicios socioeducativos, por ejemplo, una práctica habitual es desempeñar unas determinadas funciones con un contrato laboral de una categoría muy inferior, como les ocurre a monitoras y monitores de ocio y tiempo libre. No podemos permitir que esto suceda.
¿Qué papel desempeña CCOO en la defensa de las y los jóvenes trabajadores?
Trabajamos en muy diversos ámbitos, desde los territorios, las federaciones y la Confederación, pero con un mismo objetivo: dar a las personas jóvenes voz y un espacio de participación en el que debatir, compartir, decidir y llevar a la práctica propuestas e ideas. Les ayudamos en todos los ámbitos. Que seamos jóvenes no quiere decir que debamos tener un trabajo temporal y precario. Eso es lo primero que les decimos. Pese a la fuerte campaña de desprestigio que sufrimos desde hace tiempo los sindicatos, muchas chicas y muchos chicos han tomado conciencia de la necesidad de trabajar de forma conjunta para hacer frente a los abusos y se están acercando a nosotros. Lo más importante ahora es no defraudarles.
En concreto, desde la Secretaría de Juventud que diriges, ¿qué se está haciendo para ayudar a las personas jóvenes?
Hemos hecho campañas en el sector de los servicios socioeducativos destinada a monitores/as de ocio y tiempo libre, otras dirigidas a docentes, estamos preparando cursos de formación gratuitos para jóvenes desempleados, hemos puesto en marcha un plan de acogida para las nuevas afiliaciones que tengamos y estamos preparando también la I Escuela de Juventud de la Federación de Enseñanza.
¿Cuáles son las líneas de trabajo de tu Secretaría de cara a los próximos cuatro años?
Seguir reivindicando los derechos de las personas jóvenes, para lo que prepararemos campañas específicas que denuncien los abusos y ayuden a la juventud a resolver sus dudas, de manera que sepan actuar en cualquier conflicto de trabajo y puedan acceder a un futuro laboral mejor.
¿Qué le dirías a una persona joven que acaba de empezar su trayectoria laboral o está a punto de hacerlo en el sector de la enseñanza?
Que el futuro es suyo. Que nunca nunca tire la toalla y que, de manera conjunta, apoyándonos, seremos más fuertes y lograremos hacer frente a todas las injusticias.