Es una guerra sutil, que pretende seducirnos para que hagamos nuestros los objetivos que les favorecen, aunque presentados como ajenos a los intereses y la ideología de la clase dominante.
Los canales por los que desarrollan esa guerra cultural son múltiples, pero el ámbito educativo constituye un objetivo prioritario, no solo por su potencialidad como transmisor de “imaginarios colectivos”, sino como objeto de suculentas ganancias.
El libro de Enrique J. Díez, Neoliberalismo educativo. Educando al nuevo sujeto neoliberal, analiza cómo se plasman en el ámbito educativo esos dos objetivos de los centros de poder económico y político neoliberales (FMI, Banco Mundial, OMC, OCDE, ERT –Mesa de empresarios–, Global Alliance for Transnational Education), que dictan líneas de acción que responden a sus intereses y las trasladan a los centros de decisión política (Comisión Europea y gobiernos), los cuales introducen esos principios en su legislación educativa.
Este libro analiza y clarifica el proceso de asalto económico al “tesoro de la educación” para apropiarse de “ese negocio” mediante estrategias que fomentan la privatización, las técnicas de gestión privada, la comercialización de la educación y la implicación del mundo empresarial en los centros. Y también desvela cómo ese proceso se completa con el asalto ideológico, introduciéndose en la personalidad y configuración mental de ese sujeto emergente, fruto de la ideología neoliberal –el sujeto neoliberal–, logrando así una nueva forma de gobierno, el gobierno-por-la-mente o gubernamentalidad, mediante la extensión de los valores neoliberales: la conversión del individuo en “empresa de sí mismo”, la promoción del individualismo y la ruptura de la solidaridad, valores que conformarán ese “neosujeto emprendedor”, que acepta de grado la ideología de la clase dominante, y la incorpora al imaginario de sus creencias y deseos.
El libro culmina exponiendo con claridad y brevedad los “principios y prácticas” que deben configurar una educación alternativa a la neoliberal, así como “los ejes del currículo, la metodología y la formación del profesorado” acorde con ellos, lo cual lo convierte en imprescindible para cualquier docente interesado en mantener su pensamiento libre de las trampas de la ideología hegemónica.