La ampliación ha sido posible retirando el órgano de Amezúa que presidía el recinto desde 1975 y que ha sido donado, tras una restauración a fondo, a la Basílica del Cerro de los Ángeles. Su empleo litúrgico en la nueva ubicación está garantizado por la presencia de organista titular. La obra también ha servido para ampliar la iluminación, poner un piso para danza y renovar camerinos. Los espacios posteriores han incorporado una sala de ensayos así como un estudio para grabaciones y transmisiones. También han mejorado las prestaciones acústicas de una sala que siempre fue muy seca, elevando su reverberación.
En los últimos años, la variada oferta cultural de la Fundación se ha visto ampliada con óperas de cámara y espectáculo de danza, a los que ahora se sumarán conciertos sinfónicos. La sala conserva su estética y apenas se advierte la reforma. Tras cierto debate, se han conservado las butacas originales, que son grandes y cómodas, pues cuentan con dos reposabrazos individuales en cada uno de los 283 asientos.
Pero la audiencia virtual es mucho mayor gracias a la retransmisión de los actos en directo y en diferido a través de la página web (https://www.march.es/) y de YouTube. Todos estos cambios se han producido sin alterar la actividad de la institución, tras dos años de estudio y planificación. El nuevo auditorio fue inaugurado por la Orquesta Sinfónica de RTVE, bajo la dirección de Lucas Macías, el 3 de octubre de 2019. Y los días 24 y 25 de noviembre recibió a la Orquesta Clásica del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.
El Auditorio Nacional, con sus dos salas, es la sala de referencia de Madrid. Inaugurado hace treinta años, ha mejorado recientemente su equipamiento técnico, pero está saturado de actividades y su diseño también ha quedado obsoleto. La Orquesta Sinfónica de RTVE actúa desde 1988 en el Teatro Monumental, que recientemente ha cerrado por reforma durante año y medio. Aparte de estas salas, otros espacios sirven para eventuales actuaciones sinfónicas, montando en ellos una concha acústica. Tal es el caso de los Teatros del Canal, del Teatro de la Zarzuela o del Teatro Real. La actividad musical madrileña ha ido en aumento y las infraestructuras se han quedado pequeñas. La iniciativa de la Fundación March es muy oportuna. Y, mientras tanto, seguimos a la espera de ver qué ocurrirá con el Palacio de la Música o del Teatro Albéniz, que siguen cerrados, pero que podrían dar buena respuesta a estas necesidades filarmónicas.