A estas alturas del mes de septiembre todos, de una forma u otra hemos vuelto al “cole”. Para ello, dependiendo de la distancia y de la climatología, nuestro ir y venir diario lo hacemos, principalmente, en un transporte público, en uno privado o andando.
La lejanía a los núcleos urbanos, la falta de un transporte público adecuado y, en ocasiones, unos accesos deficientes es lo habitual en muchos centros. Además, el curso 2020-2021 se ha iniciado con la “pandemia” instalada entre nosotros. EL COVID-19 y, la posibilidad de contagio en el transporte comunitario, está consiguiendo que, aumente el uso de vehículos particulares. Esta situación conlleva que los accesos de los centros se congestionen mas. Los coches son utilizados tanto por el personal del centro como por los familiares de los alumnos.
En un momento en que los alumnos necesitan hacer ejercicio, no sabemos que pasará con las clases de gimnasia y con el deporte escolar. La falta de ejercicio puede traer consecuencias graves sobre la salud. El aumento del uso del vehículo privado a motor, aumenta la contaminación, alrededor de los centros, tanto la atmosférica como la acústica. En esta situación los usuarios de los centros, los vecinos que viven o trabajan en los alrededores se ven afectados.
Ir al centro, caminando o en bicicleta, es una fórmula de promover la actividad física y la vida sana entre el personal del centro, los alumnos y los acompañantes de estos. Pero para ello tenemos que adaptar los centros y los accesos a ellos.
En muchos municipios se han creado programas para que los mas pequeños puedan ir, ellos solos, andando. En estos programas colaboran vecinos, amigos, tenderos etc., que “controlan” el paso diario de los peques al cole. Los Ayuntamientos, unos en mayor medida que otros, crean bidegorris u otro tipo de infraestructuras para el uso de las bicicletas en las calles del municipio. Bilbao será la primera ciudad, de más de 300.000 habitantes, en poner un límite de 30km hora a los vehículos de motor. Gasteiz cuenta desde hace años con una extensa red de bidegorris etc.
¿Qué tienen que hacer los centros, para promover el uso de la bicicleta entre sus usuarios? Lo primero sería que se diera un clima de entendimiento y colaboración entre las AMPAS y las Direcciones de los centros. De la colaboración surgirán ideas y soluciones a esos problemas. Un usuario de bicicleta necesita unos accesos seguros. Para ello, Los ayuntamientos tienen que hacer llegar los bidegorris protegidos a las puertas de todos los centros y, éstos los tienen que exigir a los ayuntamientos. Estos accesos tendrían que estar vigilados, por la policía municipal, en horarios de entrada y salida. Tienen que crearse, en las cercanías de los centros, aparcamientos para las bicicletas eléctricas de alquiler. Las reivindicaciones se tienen que dar de forma conjunta entre AMPAS, Direcciones Asociaciones de vecinos etc.
Pero, los centros, también tienen que hacer sus deberes. Es necesario buscar y crear zonas de aparcamiento, para las bicicletas, dentro de los centros. Estas zonas tienen que ser “seguras” y estar cubiertas. Si, un aparcamiento de bicicletas cubierto. Esto evitaría que las bicis estén en cualquier sitio y que estorben. Cubiertas para que en caso de llover no se mojen. Si dentro de los centros existen aparcamientos de coches, de carros de bebes etc. ¿Por qué no de bicicletas? Curiosamente en las 2 últimas ampliaciones de centros, que he visto, se han creado plazas para vehículos a motor. Pero no he visto en ellos, una sola plaza para bicicletas. La formación de los usuarios en el manejo de ellas y en la circulación