Pero se guarda en mi memoria como un dato anecdótico que, a estas alturas de mi vida, no tiene más sentido que la nostalgia. Ahora mismo sería incapaz de definir la relevancia de este conocimiento que, desde aquel riguroso examen de memorización, nunca más volví a utilizar.
Precisamente de la crítica a un sistema rígido, caduco y poco conectado con la realidad fuera de las aulas habla Otra educación con cine, literatura y canciones (Octaedro Editorial, 2020) de Jaume Carbonell S. y Jaume Martínez B., una obra que, lejos de proponer el trabajo lúdico con otras formas de expresión artística para la formación del conocimiento, parece mucho más una crítica a todos los factores que juegan en contra de una pedagogía emancipadora, aquella que es capaz de hacer brotar el germen de la curiosidad, del análisis y del pensamiento en libertad y convertirlo en un aprendizaje útil, ligado a la realidad y que, por lo tanto, estará en un continuo movimiento en espiral que avanza hacia adelante.
La figura de la espiral no es gratuita, porque si bien ese aprendizaje nos permite revisitar en distintos momentos episodios, historias o conocimientos, también nos otorga la posibilidad de hacerlo desde un punto distinto, con experiencias y reflexiones nuevas; por tanto, nunca nos encontrará en la misma posición en nuestra trayectoria educativa.
Las referencias de sus autores a grandes y pequeñas obras literarias, cinematográficas y musicales no solo ofrecen un repositorio de oportunidades para incorporar elementos nuevos al proceso de enseñanza-aprendizaje en el aula, sino más bien amalgaman el relato que su experiencia les ha aportado: huir de las respuestas absolutas y abrazar las preguntas críticas y difíciles.
No es una labor contemplativa la que proponen en el libro, aunque tampoco invitan a profundas reflexiones. Más bien ofrecen la posibilidad de abrir el corsé que la normativa –el sistema capitalista, la tecnología, la presión social…– impone, para replantear el acto educativo en sí y, desde ahí, todo el sistema que hemos construido: la rigidez burocrática y curricular, la priorización de ciertos aprendizajes sobre otros, la sofocación extenuante de la diversidad y la divergencia en el aula, entre muchos otros factores que solo ponen en peligro la posibilidad de pensar libremente y hacerlo con una mente aguda, crítica y capaz de tejer realidades desde el conocimiento y la experiencia propia.
Sirva como puerta de salida o como inicio de una larga carrera que nos empuje a repensar la educación o, al menos, cómo queremos enseñar y aprender.