Foto: Luis García
La Fundación Juan March presentó el 17 de marzo Lilith, luna negra, una ópera de cámara con texto de Mónica Maffía y música de David del Puerto para tres cantantes y un sexteto, estrenada en el Festival de Úbeda en mayo de 2019. Lilith fue, según la tradición hebrea, la primera mujer de Adán, que aparece aquí como una mujer empoderada que interroga, nombra y vuela. El aprovechamiento de los medios musicales y escénicos cristaliza en un espectáculo redondo que se puede ver en línea.
Jorge Fernández Guerra estrenó el 22 de marzo, en la Fundación El Instante, su meta-ópera titulada Un tiempo enorme, para soprano y clarinete. Se trata de una profunda reflexión filosófico-musical a partir de textos de Beckett, Alain Badiou, Jean-Jacques Rousseau y del propio Fernández Guerra, que exploran las posibilidades de la voz como vehículo de sentido. La intensidad y originalidad de esta obra es paralela a la extrema mesura de los recursos empleados. Tras su estreno, se pudo ver de nuevo en CentroCentro pocos días después.
La selva sin amor, con texto de Lope de Vega y música de Filippo Piccini, fue la primera ópera compuesta en español, en 1627. La partitura se perdió, pero no así el texto, al que acaban de poner nueva música seis jóvenes compositores: Sofía Sainz, Axel, Daniel Blázquez, Juan Montero, Alberto Sánchez Santoyo y David Lima, coordinados por José María Sánchez Verdú desde el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Se estrenó el 24 de marzo en la Escuela Superior de Canto de Madrid, con una impresionante producción y la dirección escénica de Raúl Arbeloa que se puede disfrutar en YouTube. La generación pandemial de compositores entra en escena pisando fuerte, con una altísima calidad musical.
Y de nuevo en la Fundación El Instante, el 6 de mayo, se estrenó Se Vende, una zarzuela con texto de J. Fernández-Shaw y música de Jesús Rueda, David del Puerto y Javier Arias. Es una sátira de fuerte contenido político y de máxima actualidad, que escenifica la subasta de discursos y verdades ante una juventud enganchada a los chats y a las redes, con guiños a los programas de telerrealidad. Opta por una atrevida mezcla de lenguajes y técnicas vanguardistas, donde la música contemporánea se entreteje con la salsa, el chotis, los pasodobles, el rock’n’roll y abundantes citas. Una propuesta divertida e inquietante.
La coincidencia de estos títulos en los escenarios madrileños ha supuesto una grata e inesperada sorpresa en un momento cultural duramente afectado por la pandemia, pero que exhibe un teatro musical repleto de riqueza imaginativa y de vitalidad.