El Ministerio de Educación ha presentado a las organizaciones sindicales un borrador de estatuto docente. No andaremos con ambages. El tema es demasiado importante y el profesorado lleva demasiado tiempo esperando avances como para dar rodeos, y lo que plantea el Ministerio no es ni tan siquiera un punto asumible de partida para una negociación.
Incluye propuestas muy parciales sobre formación inicial, formación permanente, ingreso y acceso, evaluación y desarrollo profesional. Algunas mejores y otras cuestionables. Está claro que hay que mejorar la formación inicial y las prácticas, pero no partiendo de poner obstáculos a las personas que acceden a las titulaciones o que la máxima preocupación sea reducir el número de egresados porque se ofertan pocas plazas. Por supuesto que hay que intensificar la formación permanente, pero acompañándola de recursos y de que se realice dentro del horario laboral. El ingreso a la función pública docente claro que debe rediseñarse también, después de la culminación del proceso de estabilización y la reducción de la temporalidad, para primar aspectos pedagógicos y didácticos. Del desarrollo profesional solo se incluyen vaguedades cuya música suena bastante regular…
Sin embargo, lo más relevante del documento no es lo que incluye si no lo que ignora, que es mucho, fundamental y prioritario.
Para CCOO un Estatuto Docente debe servir ineludiblemente para mejorar de manera sustancial las condiciones del profesorado y solucionar los problemas que venimos arrastrando. Debe reducir con carácter general y básico su carga lectiva para que este puede realizar todas sus funciones, siempre crecientes, con garantías. No puede obviar una condición laboral tan básica como es el horario, especialmente una distribución que en nuestro sector marca completamente la organización y posibilidades de nuestros centros de trabajo. Por supuesto que esto implica un incremento importante de efectivos y así debe ser, pues el sistema claramente los necesita.
Debe servir para homologar al alza las condiciones laborales y retributivas, incluyendo licencias y permisos y acción social, para asegurar una jubilación específica para todas y todos anticipada, voluntaria e incentivada; para instaurar que todos los cuerpos docentes serán subgrupo A1; para establecer una verdadera carrera profesional realmente atractiva y bien articulada. También debe contener un marco específico de salud laboral para las y los docentes.
Del documento presentado se desprende que el Ministerio de Educación y Formación Profesional ha querido salir del paso, pues la LOMLOE le obligaba a presentar algo, y dar algunos titulares mediáticos, situación a la que nos tiene ya demasiado acostumbrados el contexto político actual. No está realizado desde el conocimiento de la situación del profesorado y de los centros educativos, ni se han tenido en cuenta su realidad actual y sus prioridades.
Si el MEFP quiere que exista una negociación real de un Estatuto debe reconsiderar su postura e incluir entre sus propuestas todas las ineludibles cuestiones que venimos exigiendo desde CCOO y que siempre han sido ignoradas o postergadas. Solo así se produciría el necesario y verdadero reconocimiento y la dignificación de la profesión docente.