¿Qué es la precariedad laboral?

SIEMPRE SE HABLA MUCHO DE LA PRECARIEDAD LABORAL, PERO ¿QUÉ ES? Es importante recordar términos y analizar las causas que nos llevan a una determinada situación para poder luchar contra ellas.

La precariedad laboral es una situación en la que las personas trabajadoras viven con inseguridad, incertidumbre y falta de garantías en sus condiciones de trabajo y con las consecuencias que esto supone para el conjunto de su vida, no solo laboral, sino también la vida personal y social.

Las principales características de la precariedad laboral son:

  • Contratos temporales: lo que deriva en inestabilidad y una ausencia absoluta de certeza sobre el futuro laboral.
  • Salarios bajos: que dificultan la posibilidad de cubrir necesidades básicas (alquiler, servicios, alimentación saludable…). Si a esto le sumamos casuísticas como es la problemática del acceso a la vivienda, se crean situaciones muy precarias.
  • Falta de derechos laborales. Ante la falta de seguridad y garantías laborales, las personas trabajadoras aceptan condiciones muy por debajo de lo considerado aceptable, justo y legal. Las personas trabajadoras se quedan sin protección y sin beneficios sociales, y debemos como organización sindical dar las herramientas necesarias para que no renuncien a sus derechos.
  • Condiciones laborales precarias. Todavía persisten muchas situaciones que inciden en la precariedad: horarios irregulares, sobrecarga de trabajo, parcialidad, depender de becas insuficientes en las universidades, empleos en comedores escolares con contratos de voluntariado, entre otras.

¿Qué consecuencias tiene la precariedad laboral en la vida de las personas?

  • Aumenta el riesgo de sufrir ansiedad, depresión, estrés y otros problemas de salud mental debido a la incertidumbre laboral, la sobrecarga de trabajo, la falta de estabilidad y de tener un proyecto de vida.
  • Un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, problemas musculoesqueléticos y accidentes laborales.
  • Limita las oportunidades de desarrollo profesional y de adquirir nuevas habilidades, lo que dificulta la movilidad laboral y la adaptación a los cambios del mercado de trabajo. Es decir, la posibilidad de promocionar y mejorar en tu vida laboral, proyección tan necesaria para que exista motivación.
  • Aumenta la desigualdad social y económica, ya que las personas trabajadoras precarias tienen salarios más bajos, peores condiciones laborales y menor acceso a la protección social. Aquí debemos hacer especial mención a las mujeres, ya que, estructuralmente y por división del trabajo, siempre ocupan puestos más precarizados.
  • Puede reducir la productividad a largo plazo, ya que las personas trabajadoras están menos motivadas en el desempeño de su tarea y puede parecer que existe falta de compromiso con su trabajo llevando a una mayor rotación laboral.
  • Afecta también al consumo y, por tanto, al crecimiento económico, ya que existe menos capacidad de gasto y acceso a productos básicos.
  • Debilita el tejido social al generar mayor individualismo y competencia entre las personas trabajadoras. Como vemos las consecuencias de la precariedad laboral son múltiples y complejas, y pueden variar según el contexto y el tipo de precariedad.

¿Qué factores favorecen la precariedad laboral en la actualidad?

  • Mayor competencia y deslocalización de empresas por la globalización.
  • Automatización y cambios en el mercado laboral, no dando tiempo a la personas trabajadoras a adaptarse a la transición tecnológica y superar las brechas.
  • Recortes en protección social y la aparición de políticas de derecha y ultraderecha que buscan eliminar cualquier protección y derechos conseguidos por la clase trabajadora, precarizando más su situación, tal como ocurrió en España en los peores años de la crisis económica.

¿Qué podemos hacer como organización sindical?

Debemos hacer especial hincapié en:

  • Que exista un mayor regulación laboral y una protección permanente de los derechos de los y las trabajadoras. Debe existir un mayor control de que se cumplen las relaciones laborales y seguir legislando con perspectiva de género para avanzar en la consecución de derechos, especialmente en los sectores más precarizados y altamente feminizados.
  • Fomentar el empleo estable y la reducción de la temporalidad y de la parcialidad.
  • Aumentar los salarios para garantizar un nivel de vida digno. Es cierto que se ha avanzado con la subida del SMI, pero no es suficiente. Por ello debemos continuar presionando para que el salario base en los convenio sea el SMI y no la suma de todos los conceptos salariales.
  • Adaptación a las nuevas demandas del mercado laboral a través de una formación continua y permanente, para dar respuesta a las nuevas transiciones, evitando una brecha tecnológica y trabajando en el compromiso social de una transición ecológica y socioeconómica.

No olvidemos que la precariedad laboral está mucho más presente en sectores feminizados, como son servicios, cuidados, limpieza; son las empleadas del hogar o de ayuda a domicilio, y en muchas ocasiones servicios prestados por centros especiales de empleo. Podemos incluso afirmar, sin miedo a equivocarnos, que la precariedad laboral tiene rostro de mujer y que, aunque hemos avanzado, aún nos queda un largo camino para que sean personas trabajadoras con condiciones laborales dignas. Y la única salida pasa por hacer políticas y acción sindical con perspectiva de género.

Escribir comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Autoría

Imagen del autor

Iria Antuña Domínguez

Secretaría de Mujer, Políticas de Igualdad y LGTBIQ+ de FECCOO