Fundamentalmente son necesarios por las aportaciones artísticas imprescindibles que suponen, acompañadas de la fuerte energía emocional que se genera, en gran parte debido a la visión expresiva sin filtros, que acaban siendo referencias artísticas y que habitualmente se pierden en el camino de la expresión de cualquier artista profesional.
Nuevamente he tenido la ocasión de colaborar en un nuevo proyecto inclusivo con personas con síndrome Down, en este caso relacionado con la música, en el proyecto “Las palabras van al aire”, donde una pequeña idea colaborativa en torno al flamenco y Federico García Lorca acabó plasmándose en un gran concierto el pasado 17 de octubre, y con un elenco de grandes profesionales, que realmente ven en este intercambio el valor real de la expresión pura del arte.
Esto ha sucedido porque las personas con síndrome de Down que han participado han sido motor suficiente de emociones expresivas, aportando una visión plástica y musical llena de matices artísticos sin filtros. Lógicamente también había una serie de profesionales extraordinarios que permitían dar una base artística de gran calidad, pero ese plus de talento puro que cualquier artista busca, lo dieron ellos y ellas. Ese talento al que hacía referencia Picasso cuando hablaba de que su principal búsqueda expresiva pasaba por volver a pintar como cuando era un niño.
Como bien decía, se refería al talento en estado puro, al que no ha pasado por filtros condicionados por la sociedad, por lo que debe o no debe hacerse. Ese que es tan difícil conservar, más aún tras pasar por lógicos aprendizajes y técnicas que también son necesarias. Un dilema, en definitiva, que a veces nos pone en la encrucijada de qué priorizar.
Esto me hace recordar otro proyecto interesante en el que participé y desarrollé: “El espacio del Caracol” en la Universidad de Granada, donde personas con discapacidad intelectual y sin estudios previos accedían a las clases normalizadas en la Facultad de Bellas Artes. Si hoy preguntásemos entre las personas participantes, estoy completamente seguro de que la sensación es que las personas con discapacidad intelectual aportaron muchísimo más. Así sucedió en el reciente concierto mencionado, y quiero agradecer de nuevo por todo lo que aportáis. Seguid adelante.