¿Cómo ves la situación actual en Palestina?
La situación es catastrófica. Desde el 7 de octubre de 2023 hasta el 16 de septiembre de 2025, los ataques israelíes han matado a más de 17.111 estudiantes de escuela y 1.289 de universidad en Gaza. Más de 25.897 personas resultaron heridas. En Cisjordania, han muerto al menos 110 estudiantes escolares y 36 de universidad. Y en el personal educativo, hemos perdido a más de 994 docentes y académicos/as entre Gaza y Cisjordania, y miles más han sufrido heridas o arrestos.
¿Cómo ha impactado la guerra y la ocupación en vuestro día a día?
Por segundo curso consecutivo, cientos de miles de menores en Gaza han sido privados de su derecho básico a la educación. En Cisjordania, la vida cotidiana está asfixiada por los puntos de control, las redadas y la violencia de los colonos. La destrucción de escuelas y universidades no es un daño accidental. No. Es una política sistemática con un objetivo claro: destruir el futuro de todo un pueblo.
¿Qué papel crees que juegan las y los docentes de Palestina?
Nuestro trabajo cambió por completo. Mis colegas y yo ya no solo nos centramos en el desarrollo académico o en la capacitación. Ahora nuestra labor es responder a una emergencia humanitaria: documentar violaciones, apoyar a las y los docentes en lo económico y lo emocional, y tratar de mantener viva la llama de la educación, aun cuando todo parezca en contra.
¿Qué sabes del estado de las escuelas, de los profesores, de los alumnos en Gaza?
Desde que comenzó el ataque, más de 172 escuelas públicas y 63 edificios universitarios en Gaza han quedado destruidos por completo. Al menos 118 escuelas han sido bombardeadas o dañadas, junto con más de 100 escuelas de la UNRWA. La educación ha colapsado casi del todo.
¿Todavía se imparte algún tipo de educación allí? ¿Cómo la hacéis?
Sí. Seguimos enseñando como podemos: en refugios, con lo que tengamos a mano, con herramientas mínimas. También pusimos en marcha escuelas virtuales en aquellas zonas donde aún hay electricidad e Internet, con voluntariado que imparte clases en línea. Además, organizamos sesiones de apoyo psicológico para menores que han vivido traumas muy profundos.
¿Conoces a docentes, equipos directivos o estudiantes que hayan perdido la vida o no se sepa dónde están?
Sí, hemos perdido colegas bajo los bombardeos. Y miles de niñas y niños ahora sufren traumas severos, pesadillas, estrés postraumático…
¿Cómo crees que esta situación está afectando psicológicamente a niñas, niños y jóvenes?
Según Unicef y Save the Children, niñas y niños de Gaza están enfrentando una crisis de salud mental sin precedentes. Y no es solo una cifra: lo veo en sus miradas, en su silencio, en lo que no pueden decir.
¿Cómo es vivir día a día en Cisjordania, con la presencia militar, las restricciones de movimiento y la violencia?
La vida aquí está marcada por los retenes, las redadas nocturnas, la intimidación de los colonos. Las y los docentes muchas veces llegan tarde, sufren hostigamiento o se les detiene de camino a la escuela. Algunas escuelas han sido allanadas o demolidas –por ejemplo en Hebrón, Tubas o Yatta–. Las universidades también han sufrido ataques repetidos.
¿Qué obstáculos enfrentáis los docentes para llegar a las aulas?
Además de lo anterior, hay una crisis financiera gravísima. Desde hace cuatro meses, Israel retiene los ingresos fiscales palestinos –los llamados «fondos de compensación»–, que representan cerca del 68% del presupuesto de salarios de la Autoridad Palestina. Resultado: no se han podido pagar los sueldos. Tenemos acumulados ya 13 meses de salarios impagos, y en los últimos dos meses no hemos cobrado nada. Esto nos obligó a reducir la semana escolar en Cisjordania a solo tres días. Y esto afecta directamente al alumnado, al proceso educativo y a la esperanza.
¿Cómo está el sistema educativo palestino bajo la ocupación?
Está al borde del colapso. Ya no podemos seguir así sin que todo se venga abajo.
¿Qué hacéis para que la educación siga existiendo, a pesar de la destrucción, del trauma, del desplazamiento?
Tomamos todas las medidas posibles:
- Apoyo material y humanitario: Junto a organizaciones como Education International, sindicatos amigos, ANERA y la Media Luna Roja Palestina, entregamos comida, ropa y ayuda económica directa para docentes en Gaza.
- Apoyo profesional y emocional: En Cisjordania capacitamos al profesorado para el aprendizaje socioemocional (SEL), para que puedan acompañar a su alumnado con trauma. Organizamos sesiones psicosociales para niñas y niños. Formación para enseñar bajo emergencia.
- Incidencia y solidaridad internacional: A través de redes de sindicatos en todo el mundo tratamos de contar lo que está pasando, de sensibilizar, de convocar apoyos. Que no quede invisible.
¿Está documentada la destrucción de infraestructura educativa como parte de una política sistemática?
Sí. No es casualidad. Informes de la Unesco, Human Rights Watch y Amnistía Internacional lo dejan claro: los ataques a escuelas forman parte de una política sistemática de destrucción de infraestructura civil, lo que va contra el derecho internacional.
¿Dirías que lo que está pasando en Gaza y otras partes de Palestina constituye un genocidio? ¿Por qué lo crees así?
Sí. Lo que sucede en Gaza y Palestina entra en la definición de genocidio, según la Convención de la ONU de 1948. Matar deliberadamente a estudiantes y docentes, destruir escuelas, negar el derecho a educar… todo eso es parte de un intento sistemático no solo de destruir cuerpos, sino de borrar cultura, identidad, mente y espíritu.
¿Qué responsabilidad le toca entonces a la comunidad internacional y en particular a organismos como la Unesco?
Una responsabilidad enorme, legal y moral. No pueden quedarse callados. El silencio ante estos crímenes no es neutral, es complicidad.
¿Qué te gustaría decirles a los sindicatos y a docentes de todo el mundo?
Que vuestra solidaridad cuenta, y mucho. Usa tu voz. Comparte la verdad con quienes te rodean, con tus estudiantes. Presiona a tu gobierno. Exige justicia. Porque tú, como educador, sabes mejor que nadie que negar el derecho a la educación a niñas y niños es un crimen que no se puede aceptar nunca.
¿Cómo mantienen viva la esperanza los docentes en Palestina?
Aun con todo, la esperanza sigue. Enseñamos en carpas, en refugios, en plataformas virtuales siempre que se puede. Cada cuaderno, cada lección, cada palabra escrita en la pizarra es un acto de resistencia.
¿Qué papel tiene la educación en la resistencia cultural del pueblo palestino?
Para nosotros, la educación es más que un derecho: es un escudo contra el olvido, una manera de conservar nuestra lengua, nuestra historia, nuestra identidad.
¿Cuál es tu sueño para el futuro de la educación en Palestina?
Sueño con un sistema educativo moderno, seguro e inclusivo, donde niñas y niños puedan ir a la escuela sin miedo, donde el profesorado cuente con apoyo y respeto, y donde la educación sea ese puente hacia una paz justa y duradera.