Si analizamos la distribución de la pérdida por redes, la enseñanza pública pierde 202.000 (el 7%), y la concertada 102.000 estudiantes (el 7,5%), de tal modo que el impacto es similar en ambas redes. Sin embargo, si atendemos al impacto en términos de pérdida de unidades, observamos que se produce una enorme desproporción. Mientras la concertada casi mantiene intactas sus unidades con un saldo de -72, la pública pierde 3.490 aulas. Si analizamos los datos de Primaria, vemos que la concertada pierde casi 50.000 estudiantes, pero aumenta 201 aulas, mientras la enseñanza pública pierde 109.000 y 2.081 aulas.
Datos muy contundentes que justifican sobradamente la afirmación que hacíamos al inicio: muchas administraciones educativas están aprovechando la disminución del alumnado para llevar a cabo duros recortes y para privatizar la educación. Andalucía, Madrid o Murcia destacan en esta agresiva política de deterioro de la educación y de la escuela pública.
Desde CCOO planteamos que la bajada del alumnado debe aprovecharse como una oportunidad para avanzar en calidad y en equidad, para reducir las ratios de alumnado por unidad, para mejorar las condiciones laborales del profesorado, en especial en aspectos como el horario lectivo, que tienen un evidente impacto en la calidad de la enseñanza. Menos alumnado puede transformarse en más calidad y equidad educativa. Medidas especialmente relevantes en el contexto de la implantación de una ley educativa, la LOMLOE, que apuesta por currículos y evaluaciones competenciales, o por una educación más inclusiva y personalizada que exige mejorar la atención a la diversidad, cuestiones que deben ser abordadas con un incremento de los medios y recursos a disposición de los centros educativos.
En sentido contrario, la mayoría de las administraciones educativas han reducido las plantillas de profesorado, que se incrementaron durante la pandemia en algo más de 33.000 efectivos, de los que se han eliminado 12.500 (el 38%).
Como sindicato venimos reivindicando la disminución del horario lectivo del profesorado y de la ratio, que debería comenzar por aquellos centros que escolarizan a alumnado con necesidades específicas de atención educativa. Si cada uno de estos estudiantes (su número se incrementa sustancialmente cada curso) contara por dos, conseguiríamos disminuir la ratio, incrementar el número de unidades, aumentar las plantillas y ganar en calidad y equidad.
Como sindicato venimos reivindicando la disminución del horario lectivo del profesorado y de la ratio, que debería comenzar por aquellos centros que escolarizan a alumnado con necesidades específicas de atención educativa
Un estudio presentado por la Federación de Enseñanza de CCOO este inicio de curso cuantifica el aumento de plantilla necesario para rebajar selectivamente la ratio según el planteamiento que acabamos de explicitar, reforzar la red de orientación educativa e incrementar las plantillas de profesorado de Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje, para atender no solo a incrementar la calidad, sino también al bienestar emocional del alumnado y a la mejora de la convivencia en los centros.
Para todo ello harían falta 84.915 docentes más, lo que representa una inversión de 4.421 millones de euros en un plan plurianual que podría extenderse a lo largo de cuatro años. Las cifras pueden parecer muy abultadas, pero se relativizan si recordamos que durante la pandemia, en tan solo dos meses, se incrementaron las plantillas. Además, el monto total de los recortes en educación durante la crisis superó los 9.000 millones de euros, más del doble de lo que ahora se necesitaría para acometer estas medidas, que representarían un aumento de la inversión del 0,33% del PIB, un tercio de los que supusieron los recortes.
También hemos reclamado este inicio de curso un incremento de las plantillas de personal de servicios educativos complementarios (PSEC), estancadas a lo largo de los últimos años. Para mejorar las plantillas de los diferentes perfiles profesionales de este colectivo, incluyendo la dotación de personal de enfermería escolar en los centros educativos, haría falta aumentar en algo más de 28.000 trabajadores/as.
Por otro lado, ya estamos en condiciones de hacer una valoración en torno a cómo están funcionando los procesos de estabilización del empleo en la enseñanza pública no universitaria. En el PSEC continúa incrementándose la temporalidad, con niveles que se sitúan por encima del 50%, debido a que no se han ejecutado las ofertas públicas de empleo, lo que exige que redoblemos los esfuerzos para que estos procesos se lleven a cabo en los términos previstos en los acuerdos y en la Ley.
En el sector docente, hasta 2024, está aprobada la convocatoria de 116.158 plazas, 18.360 menos de las necesarias, según las estimaciones de CCOO. Con los datos disponibles, el mecanismo más eficaz para garantizar la estabilización del empleo ha sido el de concurso oposición de estabilización, con tan solo un 0,75% de las plazas desiertas, frente a un 1,21% del concurso extraordinario de méritos y a un 15,93% de las oposiciones de reposición.