VII Congreso Internacional Universidad y Discapacidad: Tendencias y desafíos para una universidad inclusiva

Durante los días 19 a 21 de noviembre pasado, se celebró en la Universidad de Granada el VII Congreso Internacional Universidad y Discapacidad (CIUD), organizado por la Fundación ONCE con la colaboración de otras importantes entidades, superando y potenciando las ediciones anteriores, ya de gran incidencia en el ámbito internacional desde su primera aparición.

Con más de cuatrocientos participantes presenciales, de veinticinco países, se ha asegurado la difusión de sus contenidos, lo cual demuestra la importante potencialidad que posee su realización bianual, con repercusiones reales en el quehacer diario de las universidades y, en definitiva, en la vida de las y los estudiantes con discapacidad incorporados a estudios superiores.

Siguiendo, básicamente, la estructura de otros años, el Congreso ha contado con dos conferencias magistrales (de inicio y de final), a cargo de Richard Gerver y Joao Costa, ambos expertos conocedores de los temas abordados y protagonistas, en sus ámbitos de trabajo, de profundas modificaciones conceptuales y prácticas.

El objetivo general que se plantea el Congreso, como consecuencia del Manifiesto de la edición anterior, es analizar, debatir y aportar conocimiento sobre investigaciones, propuestas y estrategias, que permitan ir avanzando hacia la equidad en los modelos de educación superior, mejorando las prácticas inclusivas de las universidades y la formación para el empleo del alumnado con discapacidad. En definitiva, se trata de contribuir a lograr el cumplimiento del artículo 4 de los ODS, el 24 de la Convención Internacional de los derechos de las personas con discapacidad y el nuevo contrato social para la educación planteado por la UNESCO.

En consecuencia, el desarrollo del Congreso se lleva a cabo mediante actividades plenarias y otras en paralelo, dado su planteamiento de debate y reflexión sobre los variados e importantes temas que se generan en la sociedad actual; al fin, una gran plataforma de intercambio de ideas en la que participan profesionales académicos, sociales y políticos. Mesas temáticas, talleres, grupos de trabajo, sesiones de debate, conversatorios o coloquios han sido las secciones en las que se ha trabajado activamente por parte de los numerosos asistentes. En este Congreso se ha superado ampliamente el número de comunicaciones aceptadas, por lo que ha sido necesario incrementar las actividades paralelas, de modo que se diera posibilidad de exposición y participación activa a la mayor parte de los interesados en aportar sus nuevas experiencias en los logros dentro de la educación superior.

Por mostrar algunos de los temas tratados, señalamos, a modo de ejemplo: ¿De qué hablamos cuando hablamos de inclusión?, La inclusión va contigo, Tendencias metodológicas docentes inclusivas, Evaluando la universidad: ¿qué piensa el estudiantado?, Presentación del estudio UNIVERSIA 2025, Investigación inclusiva, Universidad y empresa, Taller práctico sobre DUA, Accesibilidad y diseño universal para el aprendizaje, Normativas, políticas públicas y educación inclusiva, Prácticas inspiradoras de educación inclusiva, Discapacidades emergentes y discapacidades invisibles, Compartiendo redes y conocimiento, Cómo utilizar la IA en tu desempeño profesional y desarrollo del pensamiento crítico… Es solo una muestra de las muchas temáticas que se trataron en profundidad y que dieron lugar al Manifiesto de esta edición, leído en su clausura, cuyos dieciséis puntos sintetizamos a continuación.

La educación inclusiva es un proceso transformador que beneficia a toda la sociedad, mejorando los resultados académicos, personales y sociales, y promoviendo la cohesión y la justicia social. Por ello, las universidades deben asumir un compromiso institucional profundo con la inclusión, garantizando la participación plena de todos los estudiantes y promoviendo el bienestar psicológico y socioemocional como parte de su cultura y política universitaria.

Este planteamiento requiere de actualización normativa, recursos económicos suficientes, innovación docente, metodologías accesibles, entornos universales, evaluaciones equitativas y la implicación activa de toda la comunidad universitaria. Sería muy recomendable que la certificación de la calidad universitaria incorporara indicadores de inclusión y accesibilidad, promoviendo sellos y reconocimientos específicos para universidades inclusivas. Igualmente, los nuevos modelos de enseñanza, basados en la transformación digital, deben garantizar la accesibilidad tecnológica y el diseño universal para el aprendizaje (DUA), evitando la brecha digital y la exclusión.

El acceso a estudios universitarios debe ser promovido para personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, mediante estudios adaptados a sus capacidades y contando con apoyos específicos. De este modo, la presencia y la participación de las personas con discapacidad y otros grupos en desventaja debe ser garantizada en todos los ámbitos universitarios, incluyendo el acceso a puestos de personal docente e investigador, con refuerzos y medidas de acción positiva.

La innovación docente y la investigación universitaria tienen que apostar por el estudio y desarrollo de prácticas inclusivas, favoreciendo el tránsito de egresados hacia empleos de calidad y la transferencia de conocimiento a la sociedad. La ciencia debe ser inclusiva en su diseño y promover la participación de las personas con discapacidad. Las universidades deben garantizar el acceso de las personas con discapacidad a la carrera académica e investigadora con los mecanismos de reserva y acción positiva que las leyes establecen. Así, la inclusión será el paradigma que impregne toda la actividad universitaria y será contemplada no sólo en la actividad docente, sino en todas las actividades científicas, culturales, de participación, incidencia y transferencia.

Como colofón de estas conclusiones, el Congreso recomienda que todas las universidades, administraciones y agentes sociales reconozcan y potencien el papel transformador de la educación inclusiva en la construcción de sociedades más justas, equitativas y cohesionadas. La universidad debe seguir siendo el principal motor de cambio social, promoviendo la diversidad, la equidad y la inclusión como valores fundamentales, y asegurando el progreso de todo el mundo, especialmente quienes enfrentan múltiples factores de desventaja.

No obstante esta reseña, se puede acceder a todo el congreso y a todas sus actividades académicas en https://ciud.fundaciononce.es. Resulta muy interesante cualquier de las propuestas que se recogen.

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