Desde la OEI vimos muy interesante que se tratara esta temática de indudable interés para los países iberoamericanos, cuyo tratamiento no está exento de dificultades. La relevancia del tema se pone de manifiesto desde la formulación inicial del proyecto Metas 2021. De los once objetivos generales definidos, el segundo relativo a lograr la igualdad educativa y a superar toda forma de discriminación en la educación, incluye una meta específica sobre las poblaciones originarias y afrodescendientes que viven en las zonas urbanas marginales y rurales, así como sobre el especial apoyo que deben recibir para evitar cualquier forma de discriminación educativa. Lograr la calidad de la educación implica necesariamente repartir los beneficios educativos de una manera equitativa. La educación debe ser accesible a todos y, lo que es más importante, debe permitir que el alumnado que finaliza la enseñanza básica adquiera aquellos aprendizajes esenciales que, de no poseerse, colocan a la persona en situación de desventaja frente al resto. Determinados colectivos de población en Latinoamérica han venido sufriendo una segregación social que los ha mantenido alejados de los servicios escolares. Los alumnos pertenecientes a poblaciones originarias y afrodescendientes forman parte de estos colectivos.
Aunque en todos los casos se trate de problemas de inequidad, su naturaleza es distinta. Esto significa que las causas que la originan -y, por tanto, también las soluciones que se deben poner en marcha- difieren en cada uno de los contextos. El grado de segregación de estos colectivos es, asimismo, desigual;la situación en cada país -y a menudo en el interior de un mismo país- muestra realidades muy diversas. Los informes de seguimiento que se han ido realizando desde el año 2011 han puesto de manifiesto esta situación, reflejando notables dificultades para la obtención de datos estadísticos en relación a esta meta de apoyo a las poblaciones originarias y afrodescendientes. La inexistencia, en muchas ocasiones, de definiciones conceptuales compartidas, las diferentes características demográficas específicas de cada contexto, así como las diversas formas de clasificación para contabilizar a las poblaciones indígenas y afrodescendientes -lo que hace que no sean totalmente comparables entre sí-, son algunas de las razones que explicarían las dificultades para la obtención de datos.
No obstante, en los últimos años se ha observado una creciente mejora en la información con la que cuentan los países. Si en el primer informe de Miradas, presentado en el año 2011, sólo se pudo disponer de datos internacionales sobre la tasa de asistencia escolar de estas comunidades; en el informe 2014,diez países han aportado estadísticas sobre esta cuestión. Abordar en el informe Miradas 2015 de manera monográfica la educación de los pueblos indígenas y afrodescendientes es, por tanto, una apuesta acertada, aunque no exenta de dificultad.
Para llevar a cabo esta tarea se planteó la necesidad de contar con un equipo de especialistas que pudieran aportar una visión holística del asunto y, a su vez, reflejar la diversidad y heterogeneidad de contextos, conceptos y realidades que caracterizan a estos colectivos. Desde el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación de México (INEE) se asumió el desafío de liderar el proceso, convocando para tal objetivo a un conjunto de expertos latinoamericanos que fueran capaces de aportar distintas visiones sobre la identidad de los pueblos indígenas y afrodescendientes en América Latina y su derecho a una educación respetuosa de sus diferencias lingüísticas, culturales o de orígenes étnicos diversos.
Determinados colectivos de población en Latinoamérica han venido sufriendo una segregación social que los ha mantenido alejados de los servicios escolares
Los seis capítulos que constituyen este informe revisan en profundidad estos aspectos. Se analizan elementos contextuales, así como las diversas opciones educativas que estos pueblos tienen, buscando datos que den cuenta de los porcentajes tanto de acceso rezago y abandono educativo; esto es: datos sobre igualdad de oportunidades, de acceso y de resultados que muestren la situación de estas comunidades en América Latina en términos de participación en las escuelas y del nivel de escolarización que logran alcanzar.
Se presenta también un ejercicio innovador de evaluación educativa, mostrando la consulta sobre educación realizada en México por el INEE a pueblos y comunidades indígenas. El informe finaliza con un capítulo de conclusiones, donde se recogen reflexiones y algunas sugerencias, cuando la información recabada así lo ha permitido. Para la elaboración del informe se ha contado con datos estadísticos de 17 países: Argentina,Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras,México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. El informe no incorpora datos de Guatemala ni de Cuba; este último, por una solicitud explícita realizada a la OEI y al INEE de no participar en el estudio, dado que ni su Constitución ni sus normativas secundarias distinguen a las poblaciones indígenas o afrodescendientes. Es de destacar el esfuerzo y el reto que la recopilación de estos datos cuantitativos ha supuesto para los responsables de la elaboración del informe y para los equipos nacionales de evaluación y estadística de los países iberoamericanos. Es por ello que quiero agradecer muy sinceramente el trabajo realizado por el INEE y el equipo de especialistas asociados, lo que da buena cuenta tanto de su generosidad institucional como de su ya reconocida solvencia profesional. Avanzar hacia sistemas educativos de calidad capaces de ofrecer la mejor educación para todos, eliminando toda forma de discriminación, supone prestar una especial atención a aquellos colectivos más vulnerables a la exclusión, como son los pueblos indígenas y afrodescendientes.El informe Miradas 2015 pretende ser un insumo y un estímulo que ayude a avanzar en esta dirección y os animo a que lo consultéis en nuestra página web www.oei.es