Uruñuela, Pedro Mª (2019).
La gestión del aula. Todo lo que me hubiera gustado saber cuando empecé a dar clase.
Madrid: Narcea.
La biografía del autor cuenta. Después de años dedicados al cuidado de los demás en la sanidad y en la docencia e inspección educativas, desde 2004 ha estimulado la convivencia en los centros escolares, la formación de formadores desde esta óptica, y ha divulgado experiencias y proyectos de este cariz con la revista Convives, desde marzo de 2012, y con otros libros.
Importante es, también, el contexto pedagógico en que se inscribe. Entre los muchos estilos posibles de ser maestro, Pedro Uruñuela propone tratar de lograr una “convivencia positiva”, lo que implica reformular la tarea docente para que sea educadora y no meramente profesoral. Supone estar convencido de que el derecho a la educación exige –más allá de la simple escolarización– destrezas y medios que, partiendo de que el alumnado es sujeto de derechos –a una educación inclusiva y en igualdad de oportunidades–, conlleven una reflexión continua sobre las actuaciones y una intensa colaboración con otros participantes. El autor se sitúa, pues, en la reformulación de lo que, desde comienzos del siglo XX, implica enseñar a ser ciudadanos de la contemporaneidad y coincide –aunque no lo explicite– con las corrientes de la Escuela Nueva, el cooperativismo de Freinet, las dinámicas comprensivas (Comprehensive School) y la educación integral u holística.
La gestión pacífica de los conflictos y el clima que debe reinar en el aula sirven, en la primera parte del libro, para observar su situación y, en primer plano, las conductas disruptivas del alumnado que no quiere estudiar. En contraste, el profesorado educador ha de saber gestionar las emociones, la disciplina y las normas de convivencia. La segunda parte sugiere cómo hacer grupo, el papel del alumnado, la inteligencia emocional y las motivaciones, los cambios curriculares y organizativos del aula, la elaboración de compromisos normativos, y la respuesta a conductas conflictivas.
El reto que propone el libro de Uruñuela trasciende al voluntarismo de cada trabajador de la enseñanza. Es buen programa para una formación actual del profesorado, y hace comprender qué exigencias debiera cumplir la legislación derivada del art. 27 CE, viciada por el reduccionismo interpretativo de una larga trayectoria nominalista del derecho universal a la educación.