Estrategias que ayuden al alumnado a almacenar y a recobrar información, que le permitan comprender y producir nuevos mensajes, establecer comunicación a pesar de las deficiencias en su conocimiento del inglés, en este caso; que les permita regular su propio aprendizaje a través de la organización, la planificación y la evaluación, que ayuden al alumnado a controlar sus propias emociones, actitudes, motivaciones y valores, y a relacionarse con otras personas respetando las diferencias.
Eso supone alejarse del enfoque tradicional memorístico y de exámenes que todavía pesa en muchos centros educativos y establecer un diálogo permanente, formas de colaboración activa entre profesorado y alumnado para desarrollar enfoques eficaces de aprendizaje, donde el alumnado pueda saber más sobre cómo aprende mejor, su propio enfoque de aprendizaje, cómo elegir la estrategia más apropiada para un fin concreto, aprender a utilizar esas estrategias dentro o fuera de la clase, aprender a utilizar estrategias para la lectura, la escucha o la conversación, poder definir estrategias para mejorar la memoria en el aprendizaje de lenguas, aprender a transferir eficazmente conocimientos sobre el lenguaje y la comunicación de una lengua a otra, tratar los errores de una forma eficaz o aprender a utilizar los recursos sabiamente.
Nos falta un enfoque reflexivo y crítico que desafía la formación del profesorado para saber cómo concebimos nuestra labor docente adoptando nuevas formas de comprensión y actuación. No basta con conocer teorías o resultados de una u otra investigación, sino que cada maestro o maestra construya sus propias teorías didácticas a partir de sus conocimientos adquiridos, habilidades y experiencias, conscientes de que es la curiosidad del alumnado, su indagación, lo que despierta el conocimiento, con una finalidad concreta, y sin olvidar las oportunidades que todo el alumnado debería disfrutar, de inmersión lingüística, para facilitar su plena inclusión en sociedades de competencia multilingüe y cada vez más diversas.
¿Funciona el bilingüismo en la escuela?
Lo primero que deberíamos preguntarnos es qué entendemos por bilingüismo, qué nos dicen que es un programa bilingüe y cuál es su impacto en nuestro éxito escolar. ¿Tres horas más a la semana de inglés es bilingüismo? ¿Aprender ciertas materias en inglés es bilingüismo? Y ¿eso nos enseña a pensar, a relacionarnos mejor, a despertar el gusto por saber más de biología, historia, poesía, matemáticas o de las sociedades modernas?
Lo que hemos visto en la Comunidad de Madrid con un pseudobilingüismo, impulsado desde el gobierno del Partido Popular, es más segregación escolar y no necesariamente mejor rendimiento académico, ni más conocimiento de inglés; sí más academias privadas dentro de la escuela y más gasto de las familias en extraescolares de inglés también.