La visita a España del profesor Philip Alston, Relator Especial de la Naciones Unidas sobre la Pobreza Extrema y los Derechos Humanos, nos ha situado ante el espejo de la pobreza y la desigualdad que se vive en nuestro país. Dos de los grandes problemas que lastran una de las economías más importantes de la Unión Europea, que ha disfrutado en los últimos años de un aumento constante del PIB, pero que no ha sido capaz de hacer extensiva la recuperación económica a importantes capas de la población.
La coalición de gobierno PSOE y Unidas Podemos ha abierto grandes esperanzas con una ambiciosa agenda de políticas sociales, pero el desafío es enorme. Según el profesor Alston, “El país tiene un alto desempleo, desempleo juvenil crónico, una crisis de vivienda de proporciones sorprendentes, pobreza generalizada, arreglos de protección social en gran medida inadecuados, un sistema educativo segregado y cada vez más anacrónico, políticas fiscales que brindan muchos más beneficios a los ricos que a los pobres y una mentalidad burocrática arraigada en muchas partes del gobierno que valora los procedimientos formalistas sobre el bienestar de las personas”. Una dura crítica que al nuevo Gobierno le debe servir de estímulo para activar de forma urgente las medidas necesarias contra la pobreza y la desigualdad. El compromiso debe ser inmediato, así como los programas de acción entre los que caben destacar los relacionados con los derechos sociales y el derecho a la educación.
El rostro de la pobreza en España es el de un niño y una niña. En 2018, el 29,5% estaban en riesgo de pobreza y exclusión, una de las tasas más alta de la Unión Europea. En muchos aspectos se mantienen los recortes que empezaron en 2008 en las políticas sociales y de protección, y también en la educación pública. Este ha sido uno de los sectores gravemente perjudicados por los recortes. Las mal llamadas “políticas de austeridad” han sido implacables con la clase trabajadora y las capas más pobres de la población. Educación y pobreza están estrechamente vinculadas.
La segregación es una consecuencia lógica de los recortes. La LOMCE, ley orgánica de educación impuesta por el PP, y aún en vigor, ha sido determinante para convertir la segregación en un serio problema social y educativo. “Un alarmante 44 por ciento de los estudiantes y el 72 por ciento de los niños en situaciones vulnerables estudian en escuelas segregadas de facto que tienen una gran concentración de niños de entornos socioeconómicos pobres, niños romaníes y migrantes, así como aquellos con mayores necesidades de apoyo, lo que representa 46,8 por ciento del total de centros educativos. La segregación escolar aumenta la repetición de grados, el fracaso y el abandono escolar; disminuye los puntajes de las evaluaciones; y afecta negativamente las expectativas de los estudiantes de seguir estudios universitarios…”. Para CCOO la segregación es un problema que en este momento no cuenta con ningún plan de acción para abordarlo. Se sigue concentrando a los niños y las niñas de los entornos más pobres en escuelas determinadas sin recursos humanos ni materiales para garantizar el derecho a una educación digna, de calidad e igualdad. No es, ni mucho menos, la mejor receta para el éxito educativo o la superación de la pobreza.
El Informe del Relator Especial de la Naciones Unidas sobre la Pobreza Extrema y los Derechos Humanos se suma a otros tantos relatos de organizaciones no gubernamentales y de CCOO que vienen alertando sobre la situación de millones de menores y familias españolas. De la mala política y la economía de guerra que los ha empobrecido. Los políticos y las políticas neoconservadores, representados por un sector del Partido Popular y la fracción que ha terminado controlando las ruinas políticas de Ciudadanos, además de Vox como extrema derecha de este neoconservadurismo, se han hecho acreedores del “deshonroso historial de mezclar cualquier intento de mejorar la vida de las personas con los males del socialismo”2.
[1] Expresión de Francisco Fernández Buey. Capítulo: “La conciencia moral en el rigor de las palabras: Karl Kraus” en Poliética. Editorial Ariel. Barcelona 2003.
[2] Frase de Paul Krugman para referirse a los republicanos estadounidenses en el artículo Bernie Sanders no es socialista. Suplemento Negocios. Diario El País 16.02.2020.