Pero también advierte que hay que estar prevenidos para que nadie aproveche esta situación para mantenernos en la oscuridad y extender aún más la indecencia –añadiría la ignorancia, la exclusión y las malas prácticas– de un sistema que sigue dejando a muchas personas al margen del éxito educativo y social.
Todo se ha precipitado. La suspensión de las clases presenciales ha exigido un replanteamiento de las tareas educativas. Profesorado, familias y alumnado se encuentran en una inexperiencia –término empleado por Lledó– sin referencia alguna de cómo se debe actuar.
Solo cabe avanzar para conseguir el mejor aprovechamiento educativo. El profesorado está realizando un esfuerzo extraordinario, pero no es menos cierto que, después de esta experiencia, la profesión docente debe repensar el modelo y hacer consciente al alumnado de que es la clave de la construcción del conocimiento, independientemente del perfil de familia en el que vivan, y para ello deben tener a su alcance oportunidades y herramientas, en este caso tecnológicas y de conectividad, reto que la comunidad educativa, junto a la Administración pública, debemos apoyar.
Es especialmente importante que el colectivo docente, así como otros implicados en la tarea educativa, pueda recibir los medios y la formación necesarios para desarrollar su labor en las condiciones que un sistema basado en los principios de calidad, equidad e inclusividad requiere en este contexto, manteniendo sus condiciones laborales y retributivas. Para realizar su trabajo, es necesario que el profesorado cuente con el apoyo y la confianza de la sociedad, así como un alto grado de autonomía y libertad en el ejercicio de la profesión.
Otros virus
El filósofo esloveno Slavoj Zizek apunta que esta crisis ha dejado al descubierto otros virus aún peores: el capitalismo, la desigualdad y la pobreza. Esto nos da la oportunidad de pensar en los otros, de salir de la crisis más humanos. Nos debe preocupar la continuidad educativa de todo el alumnado que vive en una situación de vulnerabilidad y riesgo de pobreza. En esta circunstancia, la llamada brecha digital supone un lastre, y no podemos permitir que esta excluya al alumnado. Proponemos un plan de choque para superar las diferencias de partida entre familias y CCAA, y que se propicie la participación de las ONG con experiencia demostrada en el campo de la educación y en el uso de las tecnologías.
Estamos en la obligación de ofrecer medidas coherentes que no reproduzcan el modelo escolar (horarios, libros de texto y deberes) y que tengan en cuenta las limitaciones del confinamiento. En esta situación de crisis debemos garantizar un sistema transitorio que consolide buenas prácticas, entendidas como experiencias de éxito en contextos y circunstancias determinadas, y genere las bases de un cambio de modelo educativo más personalizado, inclusivo y digital. Para afrontar esta tarea, la LOMLOE es una oportunidad que no debemos dejar pasar.
Últimos comentarios
Julián Ramos Manso
Una de las condiciones que requiere el cambio en los métodos de enseñanza y cualquier mejora en la calidad de la educación es la reducción del número de alumnos por aula. Las cifras que estableció la LOE (25 en E. Infantil y Primaria; 30 en ESO) son a todas luces excesivas. Es una de las cosas que la nueva ley educativa debería cambiar.
Pablo Herrero Bravo
Totalmente de acuerdo contigo Julián. Lastima que la sociedad solo calculé lo que cuesta la enseñanza y no los resultados de mantener la ignorancia en unos niveles inaceptables..