EMPIEZA EL DÍA EN EL ARENAL DE PENAGOS. Los niños y niñas, acompañados por sus familias, van llegando a la escuela. No se oyen ruidos de timbres ni sirenas, no hay filas ni autobuses. El taxista del pueblo hace las veces de transporte escolar y va acercando al colegio a los pequeños grupos, despacio, con tranquilidad, con naturalidad, como ocurre todo en la escuela rural.