ES EVIDENTE QUE NO PODEMOS ABORDAR LA SALUD MENTAL LABORAL AL MARGEN DE LA PROBLEMÁTICA SOCIAL, MEDIOAMBIENTAL, ENERGÉTICA Y ECONÓMICA que padecemos, agravada por la pandemia, la guerra de Ucrania y las tensiones geopolíticas que nos exponen, posiblemente, a un quiebre sistémico de ámbito global.