A PESAR DE MI NOMBRE, NO SOY UN JUEGO, soy un problema en la vida de muchas personas, de muchas familias. Y es que, aunque en principio pueda parecer un entretenimiento inocente, soy peligroso porque creo adicción. Sí, como mi amiga la droga, ejerzo una poderosa atracción en algunas personas y me aprovecho de situaciones de vulnerabilidad para meterme en sus vidas. Existo desde siempre, pero en los últimos años he tomado visos de modernidad a través de las nuevas tecnologías.