SÍ, DESAMORTIZAR LA EDUCACIÓN para la Ciudadanía de su instrumentalización y subordinación a la clase de Religión que le impuso la LOMCE, y poner fin a esta otra “educación diferenciada” que separa también al alumnado, en este caso en razón a la confesionalidad o a la «idolología» de cada cual, que obstaculiza la inclusión escolar y la integración por encima de todo tipo de factores discriminatorios o excluyentes, y que conduce al incumpliendo del mandato constitucional del artículo 27.2. sobre el objeto de la educación para todo el alumnado: el pleno desarrollo de la personalidad y el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.