LA IRRUPCIÓN DE LA PANDEMIA DE LA COVID-19 ha supuesto una ruptura de los usos habituales de organización social y de contacto interpersonal, que ha tenido importantes consecuencias para toda la población. La necesidad de limitar los contactos sociales y de extremar las medidas de higiene y seguridad ha producido un fuerte impacto sobre la organización del trabajo, los hábitos de convivencia, las relaciones sociales y otros muchos aspectos de la vida cotidiana, entre los que se incluye el funcionamiento de los centros educativos.