REPENSAR LA REALIDAD social que tenemos, y la que en particular tiene el sistema educativo, requiere acudir a los principios éticos y políticos sobre los que se asienta. Puyol plantea retomar la fraternidad, un concepto tergiversado u ocultado, más invocado que practicado. El sentido que tuvo en los inicios de la Revolución francesa de 1789, más reivindicativo que los de “filía”, “caridad”, “beneficencia” e, incluso, “solidaridad”, todavía genera razones para suplir lo que los principios de “libertad” e “igualdad” dejan incompleto.