SER MUJER Y DE CLASE TRABAJADORA SUPONE UN RIESGO AÑADIDO PARA LA SALUD EN EL SECTOR EDUCATIVO. Factores como la precarización del mercado laboral, las altas exigencias emocionales o la doble presencia son verdaderas bombas de relojería que, en muchos casos, derivan en ansiedad, estrés, trastornos musculoesqueléticos y cardiopatías.