EN EL SIGLO IV A. C., ARISTÓTELES hablaba de que la “ciudad es una de las cosas más naturales y que el hombre es, por naturaleza, un animal cívico”. Señalaba, asimismo, que, “por naturaleza, la ciudad es anterior a la casa y a cada uno de nosotros, pues el conjunto es anterior a la parte”. Y, en consecuencia, defendía que “puesto que el fin de toda ciudad es único, necesariamente deberá ser una y la misma la educación de todos: el cuidado por ella ha de ser común y no privado”; es decir, que “el entrenamiento en los asuntos de la comunidad ha de ser comunitario”. En 2017, cuando son muchos los retos democráticos que nuestro sistema educativo tiene pendientes, la ilerdense Carme Tolosana vuelve a estas cuestiones que la situación política hace urgentes.