“VEMOS SIN REALMENTE SENTIR”, RECUERDA LLEDÓ. La violencia física, verbal o en imágenes, contra dos niños solos, en teoría protegidos, en una parada de autobús en Madrid; la paliza a otro niño en Zaragoza al que le hunden el cráneo; los niños solos a los que alojamos dos y tres en el suelo de un pasillo o de un juzgado; a los que empujamos al suicidio por una prueba imperfecta de determinación de la edad y les dejamos en la calle; la violencia ejercida a diario contra mujeres a las que violan y humillan sus parejas u otros hombres; contra niñas a las que mutilan y obligan a ser esposas y madres; contra niños y niñas cuya identidad u orientación sexual no coinciden con la binaria aprendida con una estricta concepción religiosa, etc.