Sobran los motivos

ES COMPLICADO ESCRIBIR ESTAS LÍNEAS cuando el tema tratar ha sido ya mencionado en este mismo espacio hace menos de seis meses. En estas ocasiones, volver sobre ello puede obedecer a distintas razones. Las más positivas están relacionadas con que tal asunto está solucionado o en vías de lograrlo.

En otras –las menos– exponerlo de nuevo a la luz pública responde a una obsesión personal del escribano (no lo descartemos totalmente; conozco personas de alta responsabilidad en el Departamento de Educación del Gobierno Vasco que, seguro, comparten esta posibilidad). Habrá, en fin, quien considere que el problema es que persiste inmune, desafiante a cuantas inclemencias meteorológicas caigan sobre el mismo, inaccesible al desaliento. Y con visos de cronificarse. Me inclino por esta opción. Intentaré que se comparta.

Adelanto el titular: Los cinco sindicatos vascos con representación en la Enseñanza Pública no universitaria hemos convocado una jornada de huelga el próximo 12 de diciembre. Desde CCOO Irakaskuntza, por ejemplo, venimos desarrollando –con distintas estrategias– una actividad de movilización latente durante varios meses, incluido el periodo final del curso escolar anterior; alguna otra se ha incorporado recientemente a esta forma de presión. Todas, sin embargo, compartimos una visión similar en el núcleo del problema: se ha agotado el tiempo de negociación, en las actuales circunstancias, ante la pasividad casi insultante de la Administración educativa, que es quien tiene capacidad de cambiar lo que se avecina: alteración de la actividad escolar en todas su variantes (docentes, complementarias, extraescolares, servicios de cocina y limpieza…).

 

Decisión extrema

La convocatoria de una huelga es una decisión extrema para una organización sindical como Irakaskuntza. Significa publicitar ante la ciudadanía que las negociaciones desarrolladas hasta ese momento por las partes concernidas han llegado a un punto de no retorno y que se entra –momentáneamente o de forma indefinida– en otro escenario, donde la protesta y la movilización pública adquirirán mayor protagonismo. No creo que haya organización sindical que no asuma internamente un pequeño fracaso cuando decide dar el paso hacia este tipo de convocatorias. Es el reconocimiento de que el diálogo ha entrado en un espacio silencioso o de nulo avance y reclama otra visualización. De ahí la reserva con la que se utiliza esta medida sindical, constreñida a situaciones de estancamiento y hartazgo ante la parálisis que suele sufrir la contraparte negociadora.

La convocatoria de huelga plantea la alteración de la actividad laboral cotidiana, que produce diversas consecuencias. Especialmente, para cuantos/as trabajadores/as decidan secundarla. Y esto que parece una obviedad, es oportuno señalarlo, ante la costumbre de la patronal señalada –el Gobierno Vasco– de difundir tan solo las consecuencias perniciosas para la ciudadanía sufridora, el alumnado y las familias, en este caso.

Por eso, se oirán en los próximos días llamadas a la reflexión sindical por parte de quienes parece no han reflexionado lo suficiente; escucharemos invitaciones al diálogo, que se agotan en sí mismas, tras el titular periodístico conseguido; habrá, posiblemente, apelaciones al flaco favor que los sindicatos mostramos hacia la escuela pública vasca, con la convocatoria de huelga. Incluso alguien podrá destaparse con el mezquino argumento político –por cierto, ya utilizado en ocasión similar en el pasado reciente– de que somos privilegiados/as con respecto a la realidad que muchos/as otros/as profesionales de la educación tienen en otros lugares de España. De este modo, quien así se exprese, demostrará la enorme volatilidad que otorga al hecho diferencial vasco, reclamación sugerente frente al Estado trasnochado, pero incómoda de gestionar en el ámbito propio.

 

Reivindicaciones

Nuestra llamada a la movilización el 12 de diciembre es la forma de trasladar a la ciudadanía vasca las reivindicaciones –añejas ya– que el Departamento de Educación sigue siendo incapaz de negociar con las representación legítima del personal trabajador educativo. Entre otras:

  • El cumplimiento del Acuerdo estatal de mejora del empleo público para reducción de la interinidad, firmado con el Ministerio de Administraciones Públicas por CCOO y otros sindicatos, que obliga a negociar también al propio Gobierno Vasco, a través de su Consejería de Gobernanza Pública y Autogobierno.
  • La recuperación íntegra del complemento en bajas por enfermedad común. El Gobierno Vasco fue pionero entre los gobiernos de las comunidades autónomas, incluso del propio Gobierno del PP, en considerar que la enfermedad era un elemento punible para el personal empleado público.
  • El cubrimiento de las sustituciones del personal docente desde el primer día de baja.
  • La recuperación de las primas por jubilación voluntaria que permita la necesaria regeneración de una plantilla fuertemente envejecida
  • La derogación de Heziberri, como marco pedagógico y educativo vasco, por carecer de apoyo profesional y social.
  • La negociación del Convenio del personal docente y educativo, en prórroga desde 2004, donde se contemple la reducción de la jornada anual y fijación de la semanal en las Especialistas de Apoyo Educativo, así como la retribución íntegra del periodo vacacional para el personal laboral interino. Asimismo, la equiparación salarial de los colectivos de fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y trabajadoras/es sociales con el colectivo de docentes de Primaria.
  • La recuperación de las mejoras sociales que tuvo el personal docente mayor de 59 años –reducción de la jornada lectiva, no de la laboral– incluida en el Acuerdo Regulador del personal funcionario y suspendido desde hace más de 7 años.
  • El mantenimiento del contrato de relevo para el personal laboral a partir de 2019 y la negociación y actualización de las funciones del personal de Cocina y Limpieza.
  • El reconocimiento de enfermedades profesionales en todos los colectivos educativos.
  • Por último, pero no menos importante, la recuperación del poder adquisitivo perdido en los últimos años (por encima del 7%) y no incluido ni en la equiparación en subida salarial vinculada al IPC ni en la aportación del GV a la EPSV, que es salario diferido (3%).

Sobran las razones para llamar a trabajadoras y trabajadores del sector educativo público vasco a la jornada de huelga en diciembre. Terminaré compartiendo con la propia Consejera –y con quienes deseen sumarse– las palabras utilizadas por ese juglar urbano nuestro, Joaquín Sabina[1], a modo de advertencia rumbera regalada:

 

No abuses de mi inspiración.
No acuses a mi corazón,
tan maltrecho y ajado,
que está cerrado por derribo.

Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo:
Para decir «con Dios» a los dos nos sobran los motivos.

[1] “Nos sobran los motivos” (2000).

Escribir comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Autoría