¿Por qué es importante ser lesbiana visible en educación?
Porque necesitamos referentes positivos en las aulas. En todas las etapas formativas. Presentarte como profesora, lesbiana, visible, introduce la diversidad en el aula si no se había hecho de una forma programada en etapas anteriores. Y te permite acompañar al alumnado en su aprendizaje y comprensión de realidades diversas, facilitando su crecimiento en valores como el respeto y su capacidad para tener una visión mucho más abierta del mundo, de las personas, de la realidad que le rodea.
¿Cómo puede influir en nuestro alumnado?
Mi experiencia me indica que les influye de forma muy positiva. Tanto al alumnado LGTBI como heterosexual. Al alumnado heterosexual, porque aprenden que no todo es heteronormatividad en el mundo que les rodea. Dejan de generalizar y de dar por supuesto que todas las personas que les rodean son, sienten o viven como ellas y ellos. Y al alumnado LGTBI, porque les empodera. Sean o no visibles en su entorno de estudios, ver que hay profesorado LGTBI les muestra que pueden ser quienes quieran ser.
Añado que, en el ámbito académico donde yo trabajo, ser mujer ya es un hándicap, porque el entorno universitario está muy masculinizado. Ser mujer y lesbiana ya es algo fuera de lo común, porque, además de masculinizado, es un entorno que tiende al conservadurismo y la tradición. Así que las pocas mujeres que estudian esta carrera universitaria, si son lesbianas, son susceptibles de sufrir una doble discriminación. Que la autoridad en el aula sea mujer y lesbiana creo que les infunde fuerza, empoderamiento, reafirmación en su identidad personal y en su derecho a aspirar a un futuro profesional brillante.
¿Puede perjudicarte en el ámbito laboral ser lesbiana visible?
Legalmente, todas sabemos que tenemos garantizado un trato igual y no discriminatorio. Otra cosa es el día a día, donde la igualdad legal no siempre es real. De todos modos, no creo que mi condición de mujer lesbiana visible me haya perjudicado o me pueda perjudicar en mi carrera académica más de lo que me haya podido perjudicar no tener una expresión de género más femenina, un cuerpo más normativo o ser “la roja declarada” de CCOO. A pesar de trabajar en un entorno masculinizado, heteronormativo, patriarcal y bastante conservador, salvo unos pocos compañeros y compañeras (que creo que tienen más prejuicios por ignorancia que por ideología), no he percibido lesbofobia directa, ni en mi entorno laboral ni en mis opciones de carrera profesional. Eso no quita que instintivamente estés alerta, tanto a nivel personal como para otras mujeres lesbianas no visibles de la comunidad universitaria. Creo que el empoderamiento personal es fundamental para mitigar cualquier conato de discriminación directa o indirecta en el ámbito laboral, así como contar con el apoyo de tu entorno heteroaliado. Y, por supuesto, las acciones formativas y de sensibilización en los centros de trabajo son fundamentales para erradicar la lgtbifobia.