Las letales consecuencias que, para la salud, el trabajo y la economía en general, está suponiendo el temido COVID-19 son aún difícilmente evaluables. Sin embargo, hay bastante coincidencia en suponer que, aunque el virus sea derrotado más pronto que tarde con las distintas vacunas, sus efectos se van a extender durante largo tiempo en un sistema capitalista como el nuestro, sujeto, además, a los voraces mordiscos de la ideología neoliberal imperante. Joaquín Estefanía, lo definía con acertadas palabras: “El planeta Trabajo se halla en una de sus mutaciones más profundas desde el inicio de la revolución industrial en el siglo XVIII; la naturaleza del trabajo y su relación vertebradora de la cohesión social están en cuestión”.
Por ello, CCOO Irakaskuntza permanecerá muy atento a las distintas situaciones que se planteen: en el ámbito de la Enseñanza Pública -tras la apertura sorprendente de las distintas mesas de negociación de personal funcionario y laboral-; en la Concertada -aún con problemas sustanciales de aplicación del convenio tan luchado-; en el ámbito de la UPV, donde los cambios en el equipo rectoral, deben producir más acercamientos en las distintas mesas de trabajo; y, en fin, en los siempre procelosos mundos de la Intervención Social, peleando continuamente por el escaso reconocimiento a su labor, con el colectivo empresarial, y, desgraciadamente, con el institucional.
El editorial de este último número del 2020, sin embargo, busca básicamente mostrar el agradecimiento público más sincero a la afiliación de CCOO Irakaskuntza. Gracias por la constante dedicación en un año tan complicado como el que vamos felizmente a finalizar. Gracias por saber estar a la altura de los acontecimientos, cuando el tiempo se paró de forma inconcebible aquel 14 de marzo, tras la declaración del estado de alarma. Gracias por haber sabido ir mucho más allá de lo exigible, con innovación, perseverancia, solidaridad y profesionalidad. Gracias por la confianza depositada en el sindicato, cada vez que hemos necesitado apoyo en las movilizaciones provocadas por la mala gestión institucional de la crisis sanitaria. Y unas gracias futuras por la interesante y activa participación que la afiliación realizará en el proceso congresual recientemente abierto y que tendrá sus asambleas sectoriales y territoriales, inmediatamente a la vuelta de las vacaciones navideñas.
Finalizo con el mismo deseo impreso en la felicitación navideña enviada: “Lejos, sí; solas, solos, nunca. Muchas gracias por vuestra cercanía”.
De corazón, solidario, gracias, muchas gracias.