Por eso, es necesario abordar desde la escuela el concepto de sostenibilidad, el cual va más allá de separar los residuos, reciclar, utilizar pocos plásticos o cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes o nos duchamos. La clave para entender su significado es la necesidad de encontrar soluciones que mejoren la calidad de vida de la ciudadanía, sin por ello degradar el medio ambiente y nuestro entorno, sin acrecentar los problemas para las generaciones futuras o, peor aún, transferirlos a otros lugares del planeta. La sostenibilidad es un programa de acción y de creación continua que nos debe obligar a repensar la manera que tenemos de organizar nuestras vidas y nuestro trabajo y que nos permite desarrollar en la escuela una gran variedad de actuaciones que generen un gran valor añadido y logren una mayor eficiencia para el conjunto de la sociedad.
Una cuestión fundamental, desde la que apostamos desde CCOO, es la de integrar la educación para la sostenibilidad en el día a día de los centros y también en su entorno, creando proyectos de escuelas sostenibles que beneficien a las localidades, distritos y barrios en los que estas se asienten.
En el actual contexto educativo ya no basta con hablar de medio ambiente o de ecología o de sostenibilidad. Es necesario que todos estos conceptos, en especial el último, sea la unidad primaria desde la que abordar el conocimiento del mundo en el que vivimos para afrontar con mejores herramientas el futuro de nuestras sociedades. No se trata solo de aprender qué es, sino de aprender para la sostenibilidad, es decir, toda una serie de procesos que hay que desarrollar para interiorizarlos en nuestra cotidianeidad y que formen el eje central de nuestras vidas.
Realidad y contexto
Si queremos ser efectivos, también es necesario que abordemos esta tarea teniendo en cuenta la realidad y el contexto en el que se inserta cada uno de nuestros centros, y por eso es esencial que cada uno de ellos defina cómo satisfacer las necesidades de su alumnado y de la comunidad en la que se ubica. Porque no es lo mismo una escuela rural que una urbana, una emplazada en un barrio obrero con una situación socioeconómica desfavorecida que otra en una zona de alto poder adquisitivo… Pero, como todo proceso, este conlleva tiempo y es necesario establecer un procedimiento para llevarlo a cabo teniendo en cuenta que es mejor empezar de manera paulatina y progresiva, con una perspectiva totalizadora, integradora y participativa, aprovechando lo que nos ofrece nuestro entorno.
Para CCOO, la necesidad que tenemos como sociedad de abordar el cambio climático y apostar por la sostenibilidad hacen de la escuela un actor fundamental de cara al futuro, puesto que esta debe ser la encarga- da de crear la conciencia y los conocimientos necesarios para que el alumnado cuente con los recursos y las habilidades que les permitan desarrollar una sociedad sostenible, valorando el impacto de las actividades humanas y la mejor manera de reducir nuestra huella ecológica.
La escuela debe apostar por innovar y mejorar sus procesos de enseñanza-aprendizaje y de colaboración con el conjunto de la comunidad educativa para hacer más efectiva su tarea. En este sentido, es esencial dar protagonismo al alumnado para que se haga responsable de sus propios actos y de su futuro a partir del conocimiento y la conciencia de la realidad que vivimos, preparándoles para afrontar los retos que el futuro les deparará, con las mejores y más adecuadas herramientas individuales y colectivas, y, todo, desde un enfoque globalizador e integrador. No se trata, por ejemplo, de aprender solo que debemos consumir menos energía, agua y recursos materiales y producir menos residuos y desechos de todo tipo, sino de ponerlo en práctica tanto en el seno de la escuela como en su contexto; es decir, apostar por proyectos, como el que estamos impulsando desde la Federación de Enseñanza de CCOO, que pretenden convertir los centros educativos en lugares que generen no solo toda la energía que consumen, sino que sean capaces de producir un excedente para su entorno, lo cual exigiría una actuación del conjunto de la sociedad para llevarlo a cabo. Esto es algo que le serviría al alumnado como modelo de actuación.
Transformación
No podemos olvidar que la escuela puede ser una institución capaz de generar nuevas mentalidades, implantar estructuras sociales diferentes, establecer nuevas formas de sentir, de pensar y de actuar; en definitiva, sentar las bases para la transformación de nuestras sociedades. Por eso, hacer una apuesta por educar para y por la sostenibilidad supone definir un proyecto educativo que determine una nueva cultura escolar y un nuevo estilo de aprendizaje, de organización, de toma de decisiones y de relación entre quienes componen la comunidad.
Una cuestión esencial es que desarrollemos las competencias para la acción de nuestro alumnado. Para ello es esencial que empecemos el proceso de enseñanza a partir de las cuestiones y los problemas que les interesan, ayudándoles a desarrollar las competencias para la acción a través de un aprendizaje significativo y contextualizado con su entorno, desarrollando todas las habilidades que una ciudadanía informada y activa necesita para evaluar, planificar y actuar desde el conocimiento, no solo de los problemas y sus síntomas, sino también de las causas y sus posibles consecuencias.
Desarrollar una educación para la sostenibilidad consiste en promover una nueva conciencia y compromiso mediante acciones que deben resultar ejemplificadoras. Esta es la postura que desde FECCOO defendemos y por la que queremos que apueste el conjunto de la comunidad educativa.