Mundos paralelos

¿QUIÉN ALGO QUIERE, ALGO LE CUESTA? Ah, pues no, con un par de clics se evitan esfuerzos, molestias y esperas. ¡Aquí! ¡Ahora! ¡Ya! ¡Abracadabra, nada es imposible! Eso anuncia y demuestra el Mago Pop en un grandioso y exitoso espectáculo. Despierta la euforia general difundiendo la creencia de que cualquier sueño está a nuestro alcance. Todo es cosa, no tanto de tu esfuerzo (que también), sino de tu voluntad.

La gran película propagandística que Leni Riefenstahl rodó en 1935 para el Tercer Reich se titulaba El triunfo de la voluntad. ¡Querer es poder! Yes we can! ¡Arriba el entusiasmo! En tu bolsillo está la tecnología que abre todas las puertas. Logros y quebrantos se conjugan en primera persona: si no alcanzas tu cima, cabe sospechar que no la deseabas lo suficiente, ¿no es cierto? Te faltó amor y fe (o conexión a la Red). Las circunstancias sociales y ambientales mejor ni verlas, como hace esa moda ajena a meteoros o a cualquier otro viso de realidad.

Pero el mundo no es tan mágico ni sencillo como pretenden el ilusionismo o la publicidad. Así tenemos una generación de nativos digitales que se creían los amos del mundo, o al menos emprendedores, y ¡anda ya…! El cúmulo de falsas esperanzas los ha precipitado a un continuo desengaño. Véase el ensayo de Anne Helen Petersen titulado No puedo más. Cómo los millennials se convirtieron en la generación quemada (Editorial Capitan Swing, 2021).

El fracaso no forma parte de este mundo, como tampoco el éxito genuino: lo que cuenta es el postureo. Cualquier tropiezo se puede disimular con un buen posado. Da igual quien sea la mujer del César si sale cuqui en Instagram, variados filtros mediante. La derrota es fea: escóndela con un buen filtro o cerrando los ojos, cual niño pequeño. Pulsa bloquear, cancelar, silenciar, suprimir, enviar a la papelera. Si no puedes desoír las reconvenciones, siempre podrás atribuirlas, como cualquier responsabilidad personal, a la maldad y a la envidia de otros. Así operan la propaganda, la mercadotecnia, la política emergente, incluso alguna investigación académica. Los hechos, las torpezas, los errores no pueden estropear un buen titular ni un balance de resultados.

Nada es imposible para nuestra fantasía. Si no te gusta esta realidad, invéntate otra. Si no te gustan las preguntas, haz oídos sordos y responde lo que te venga en gana. Los debates sobre corrección política, fake news, posverdad, intertextualidad, narrativas y demás milongas son parte del hundimiento hacia el rincón más oscuro de la caverna. En este escenario, los demás solo son sombras en una pantalla. Redes sociales, filtros, montajes, fantasías y artimañas alimentan unas ansias que crecerán con la llegada de una nueva realidad virtual conocida como “Metaverso”. Todo será posible y todo será mentira. Porque el universo no es suficiente para alimentar las ambiciones de algunos sujetos.

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Víctor Pliego de Andrés

Catedrático de Historia de la Música en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid