Por otro lado, el aumento en la demanda de las enseñanzas de FP con respecto a otros años nos lleva a un incremento de la oferta formativa de esta vía en todo el país. Esto, junto con los actuales cambios sociales, ambientales o demográficos nos colocan ante algunos retos importantes en el futuro inmediato de la docencia de FP.
La actual Formación Profesional precisa de un exigente grado de especialización para dar adecuadamente respuesta a los conocimientos y prácticas incluidos en cada título. Por otro lado, el sistema de especialidades del profesorado de FP, muy generalista en contraste con la diversidad requerida en cada familia profesional, se convierte en un desafío constante para el profesorado veterano, pero también para docentes que recién llegan a la profesión. El profesorado de una especialidad de FP, aunque se haya formado de manera continua, tiene dificultades para poder impartir con solvencia todos los módulos profesionales que teóricamente podrían corresponder dentro de cada una de las familias profesionales.
A este desafío hay que sumar también el déficit estructural de docentes para ciertas familias tecnológicas o más cercanas al actual reto digital, pues las personas tituladas universitarias, graduadas e ingenieros/as que podrían servir de cantera natural para ello, optan, en un porcentaje muy importante, por la incorporación al mundo productivo antes que a la docencia, que, aunque ofrece a lo largo de los años estabilidad, tiene una entrada compleja por cómo se gestionan las bolsas de trabajo de personal interino, y que además exige como requisito un máster de formación del profesorado y una cualificación en idiomas.
El aumento en los últimos años de las matrículas de FP en todos los niveles, la apuesta del Ministerio de Educación y FP a través del Plan de Modernización de la FP, cuya intención es crear más de 250.000 plazas en los próximos tres años en España, así como la propia realidad demográfica que muestra que en los próximos años se jubilan un porcentaje importante de docentes, junto con la necesidad de una reducción de las ratios en estos ámbitos, hacen que nos encontramos con una situación muy estresante para el sistema.
Por todo ello, tenemos por delante algunas tareas inminentes:
- Debemos buscar nuevas vías para captar nuevo profesorado.
- Al mismo tiempo, debemos actualizar y formar de manera continua al profesorado en ejercicio, evitando que sea una cuestión individual y voluntarista.
- Tenemos que repensar cómo se asignan los módulos profesionales para que haya mayor relación entre la experiencia y formación del profesorado, y los módulos que debería impartir.
- Hay que mejorar los sistemas acceso del profesorado, y específicamente el de las especialidades de FP por sus específicos requerimientos, facilitando la llegada de perfiles más difíciles y la llegada de profesionales con experiencia en los sectores productivos.
- Se ha de preocupar que la formación inicial y el sistema de acceso sea más cercano a la realidad de la FP.
- Tenemos que crear una carrera docente que integre un sistema de formación continua realista y conectado a los retos tecnológicos a los que nos debemos enfrentar.