De igual manera, los fenómenos meteorológicos pueden provocar ansiedad, angustia y conducir a las personas a situaciones de estrés postraumático o depresión, sobre todo si dichos fenómenos son extremos, lo que se suma a la inseguridad, la pérdida o el desempleo –por el impacto de estos en los medios de vida y la cohesión social de las comunidades– que pueden venir como consecuencia de ellos y deteriorar todavía más la salud mental.
Tal como afirma el Observatorio Europeo de la Salud y el Clima, “los efectos del cambio climático en la salud mental siguen siendo en gran medida inexplorados en comparación con los impactos en la salud física. Esto es particularmente preocupante a la luz de la creciente exposición de la población a las olas de calor, las inundaciones o los incendios forestales, ya que los casos de traumas psicológicos derivados de cualquier forma de desastre relacionado con el clima pueden ser 40 veces mayores que los de lesiones físicas”. Y continúa: “Además, el impacto del cambio climático en la salud mental es más prominente en el caso de las comunidades socialmente vulnerables”.
Por un lado, entonces, están los fenómenos más efímeros, que duran horas o días, y que evidentemente están teniendo efectos a corto, medio y largo plazo en la salud mental de las personas que se enfrentan a ellos. Pero no podemos perder de vista, de ninguna manera, las consecuencias más permanentes de la crisis climática, como la erosión costera o el aumento del nivel del mar, el avance de los desiertos, la extensión de la sequía prolongada y el incremento de las temperaturas medias. Todas estas situaciones están causando también una fuerte presión en la salud mental que no se pueden obviar: desplazamientos forzados, amenaza de pérdidas materiales, económicas y personales, lo que se está manifestando también en una importante subida en el porcentaje de suicidios, así como en la mayor prevalencia de cuadros de ansiedad y depresión.
Específicamente, en el ámbito educativo parece urgente establecer protocolos y planes organizativos, técnicos y formativos para hacer frente a uno de sus desafíos actuales: la exposición a altas temperaturas y el estrés térmico que estas provocan. Así, la realidad que vivimos hace que la adopción de medidas sea algo tan urgente como necesario, por lo que desde CCOO se lo exigiremos a todas las administraciones pertinentes.