Sindicalismo y juventud

Hemos de reconocer que los sindicatos tenemos un insuficiente arraigo entre los trabajadores y las trabajadoras jóvenes, a pesar de que las organizaciones sindicales llevamos a cabo una acción de representación, asesoramiento y negociación sobre algunos aspectos importantes para la juventud.

Lo cierto es que las tasas de afiliación de personas jóvenes al sindicato son bajas y que su presencia en las estructuras internas tiene un amplio margen de mejora. Todo ello ocasiona una dificultad de regeneración para el movimiento sindical.

La incorporación de jóvenes al mercado laboral se produce en unas condiciones precarias, con bajos salarios, altas tasas de temporalidad e inestabilidad en el empleo o sobrecualificación, fenómenos ante los que el movimiento sindical tiene que reforzar su capacidad transformadora. Debemos, además, adaptar nuestras estructuras y modelos organizativos y de acción a la sensibilidad de la juventud.

La Confederación Europea de Sindicatos (CES) reconoce que los sindicatos afrontamos una situación crítica si no afiliamos a las personas jóvenes, una situación que afecta a la gran mayoría de nuestros homólogos europeos y que puede redundar en una paulatina pérdida de densidad sindical.

Para evitarlo y dotar al movimiento sindical de una perspectiva solvente de futuro, la CES plantea una batería de iniciativas que pasan por fomentar la participación de las y los jóvenes, dar a conocer el trabajo del sindicato acercándonos incluso antes de que se incorporen al mundo laboral (en los institutos de Educación Secundaria y Formación Profesional, en las universidades…), promover los valores de los sindicatos, ya que aumenta la posibilidad de que el alumnado adopte estos valores cuando se incorpore al mercado laboral.

Ofrecer servicios y desarrollar campañas específicas para jóvenes y ofrecerles un lugar para el activismo es imprescindible teniendo en cuenta que es conveniente que sean las personas jóvenes quienes se dirijan a sus pares, utilizando herramientas de comunicación que capten su interés, como redes sociales, videos, podcasts…

También es necesario llevar a cabo un trabajo específico con los sectores más precarizados y ofrecerles un apoyo adaptado a sus necesidades y demandas, así como mantener cuotas sindicales reducidas para facilitar su afiliación. Debemos tener en cuenta que, en nuestro país, la población joven ha soportado durante décadas unas condiciones sociales y laborales muy precarias y de explotación.

Pero, junto a estas iniciativas, es imprescindible empoderar a las y los jóvenes garantizando su participación significativa en el sindicato. Cabe recordar que en nuestra federación son aún numerosas las estructuras territoriales que no cuentan con responsables de juventud en las comisiones ejecutivas. Junto a ello, se hace necesario un mayor esfuerzo en la formación de los cuadros jóvenes.

Tenemos mucha tarea por delante y un compromiso firme y decidido de seguir trabajando por un sindicato que tenga como una de sus mayores prioridades la incorporación de la juventud.

Es imprescindible empoderar a las y los jóvenes garantizando su participación significativa en las estructuras del sindicato

Los últimos acontecimientos exigen unas breves reflexiones sobre el contexto político y el papel del sindicato. Ya hemos señalado en anteriores ocasiones que vivimos un momento histórico caracterizado por la emergencia del pensamiento de la extrema derecha en abierta disputa por la hegemonía política, ideológica y cultural. Las CCOO somos un vector de progreso y en este contexto hemos de comparecer en esa disputa por la hegemonía defendiendo valores de igualdad, de equidad y de inclusión, el derecho a la educación y la escuela pública como mejor modo de garantizarlo, frente a las posiciones ultraliberales que quieren fiarlo todo al mercado y al espejismo de la libertad de elección.

Debemos sostener el discurso de la izquierda social frente al vendaval del pensamiento populista, autoritario y excluyente de la derecha, que está penetrando en amplias capas sociales y que está haciendo que el “sentido común” de la mayoría social se escore hacia la derecha. Sostener la memoria democrática, la dignidad de las víctimas que lucharon por defender la democracia y el Estado de derecho, frente a una insoportable y antihistórica concordia que pretende poner en pie de igualdad a las víctimas y a los verdugos; sostener la defensa del plurilingüismo como un elemento enriquecedor, frente al monolitismo excluyente; sostener los valores del feminismo y la lucha por la igualdad, el respeto a la diversidad afectivo-sexual…; sostener, en definitiva, la apuesta por construir un mundo más libre y más justo. Y hacerlo ante los nuevos retos que nos plantean la digitalización, la interculturalidad, la emergencia de la pobreza, el cambio climático…

Nos vamos a manejar en un contexto político altamente complejo y lleno de incertidumbres, con una crispación que alcanza niveles desconocidos, con una aritmética parlamentaria que va a dificultar el despliegue de la agenda social y la propia gobernabilidad. Y con un Gobierno que, tras los cinco días de reflexión de su presidente, puede girar hacia una agenda más política que ponga el acento en la reforma del CGPJ y el debate sobre la desinformación, dejando de lado cuestiones básicas para CCOO como el pleno empleo, el tiempo de trabajo, la lucha contra la precariedad, las condiciones laborales de trabajadoras y trabajadores de la educación, los estatutos docente y universitario…

Todo ello exige unas CCOO tensionadas y con un perfil reivindicativo claramente marcado.

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Francisco García

Secretario general FECCOO