Se consolida así una situación de precariedad en el sector, a pesar de que existe jurisprudencia que favorece los contratos indefinidos y que está incorporada a los convenios colectivos gracias a la labor sindical de CCOO. Pero su aplicación no alcanza a todos los centros.
Desde CCOO hemos exigido ampliar los recursos a disposición de la inspección de trabajo para impedir los despidos encubiertos, así como tomar las medidas necesarias para mejorar la situación laboral de las personas trabajadoras de la enseñanza y garantizar sus derechos, tanto en los sectores públicos como en los privados.
Un informe recientemente presentado sitúa la temporalidad en el sector de la enseñanza pública no universitaria en el 26%, muy lejos del objetivo del 8% marcado en los acuerdos de estabilización, dado que no se ha ejecutado la reposición de estos últimos años en la mayoría de los territorios, que las ofertas de estabilización no fueron suficientes en muchas comunidades autónomas y que no se han ofertado las plazas de nueva creación desde 2020. Para solucionar esta situación, es necesaria la convocatoria de 100.000 plazas.
Este curso está marcado por las movilizaciones que ya se habían dejado sentir antes del verano en muchas CC. AA., contra los recortes, la precarización del trabajo, la sobrecarga de tareas y el deterioro de las condiciones laborales de los diferentes colectivos y contra la deriva privatizadora de la mayoría de los gobiernos autonómicos, especialmente de los liderados por la derecha.
La falta de plazas públicas es endémica en el ciclo 0-3 de la Educación Infantil y en la Formación Profesional. Y ello a pesar de los fondos europeos puestos a disposición de las CC. AA. para extender la oferta pública en estas enseñanzas. Cabe resaltar que ha habido gobiernos autonómicos de la derecha que han devuelto los fondos sin ejecutar, porque no querían comprometerse con la extensión de la oferta pública por no ser este su modelo. Un síntoma de la deriva ultraliberal y ultraconservadora que vivimos, y una desfachatez impensable hace unos pocos años.
La situación de sobrecarga del profesorado es muy alarmante. Las tareas se han ido sumando y no se han incrementado las plantillas para asumirlas dentro del horario oficial, en la que no caben las clases y su preparación, todas las reuniones prescriptivas, coordinaciones, trabajo burocrático, corrección de trabajos y exámenes, atención individualizada, guardias y otro sin fin de tareas asociadas
Hemos iniciado la campaña para la mejora de las condiciones laborales y retributivas de las y los profesionales de la educación, presentando un estudio que pone de manifiesto la sobrecarga de trabajo docente en la enseñanza pública no universitaria. En dicho informe se pone de manifiesto que la jornada real del profesorado supera las 42 horas cada semana, y que, en algunos casos, puede exceder las 48, muy por encima del horario oficial establecido en 37,5 horas semanales o de 35 donde se ha conseguido desarrollar el acuerdo que permite rebajar el horario de empleadas y empleados públicos.
La situación de sobrecarga del profesorado es muy alarmante. Las tareas se han ido sumando y no se han incrementado las plantillas para asumirlas dentro del horario oficial, en la que no caben las clases y su preparación, todas las reuniones prescriptivas, coordinaciones, trabajo burocrático, corrección de trabajos y exámenes, atención individualizada, guardias y otro sin fin de tareas asociadas. Como hemos señalado, el horario de permanencia en el centro del profesorado es de 30 horas más otras 7,5 de horario de libre disposición; y, como se ha podido comprobar, ese tiempo es claramente insuficiente con las actuales ratios de grupo y alumnado.
La solución pasa por una inversión decidida para mejorar las condiciones en las que se encuentra el profesorado y, por tanto, el sistema educativo. Deben incrementarse muy significativamente las plantillas para que cada docente atienda a menos grupos –y, por tanto, a menos estudiantes– y reducir con planes específicos sus tareas burocráticas. Es necesario que el profesorado aborde todas sus tareas dentro de su horario laboral oficial para que pueda realizar con garantías su importante labor, sin tener un exceso de horario que deriva en un incremento del estrés y en problemas de salud laboral.
Es necesario apostar por la mejora de las condiciones de trabajo del profesorado a través de la negociación de un Estatuto Docente que disminuya su carga lectiva, mejore sus retribuciones, regule los aspectos relacionados con su salud laboral, mejore su formación inicial y permanente (esta última dentro de su horario laboral), defina una carrera profesional atractiva y bien incentivada, revise el ingreso en la profesión y el acceso a la función pública docente, y que evite la acumulación de tareas y el exceso de burocracia.