Fracaso escolar y abandono educativo temprano

LA TASA DE ABANDONO EDUCATIVO TEMPRANO (AET) expresa, en tanto porciento, el número de jóvenes de 18 a 24 años (ambos inclusive) que han abandonado los estudios con una titulación inferior a la Secundaria postobligatoria, es decir, sin al menos FP de Grado Medio o Bachiller.

Da igual que trabajen o no; da igual que tenga el título de Graduado en Secundaria (ESO) o no. Se computa a quienes han dejado los estudios sin una titulación como mínimo postobligatoria. Este abandono se considera temprano porque, para el desarrollo personal, para entender nuestra sociedad o insertarse laboralmente, es imprescindible ya una titulación postobligatoria.

Los datos recientes más relevantes son los siguientes:

 

En el estudio presentado recientemente por la Federación de CCOO, se hacen diversas consideraciones sobre los tres periodos en los que podemos distinguir estos 25 años: se analiza su relación con las políticas educativas y sociolaborales, se diferencia entre ocupados y parados, entre españoles y extranjeros, por CCAA, etc.

Aquí nos centraremos en un aspecto de mayor interés para el mundo educativo: la composición de los y la jóvenes que forman parte de esta tasa diferenciando entre quienes no tienen el título de la ESO (Graduado en Secundaria) y quienes sí lo tienen.

En primer lugar, presentamos un gráfico en el que se muestra el porcentaje de quienes están en situación de abandono educativo temprano, desagregado en cada una de las siete anualidades que van de los 18 a los 24 años, ambos incluidos:

En primer lugar, resalta la similitud en la situación del AET en 2002 y 2008, seis años perdidos desde el punto de vista de la reducción de este indicador. Pero si nos fijamos en la distribución por años (de 18 a 24), nos llaman la atención dos cosas:

  • el que la tasa sea más baja a los 18 y 19 años que la media, lo que anticipa el mantenimiento de una tendencia de reducción de la tasa, y
  • el que a los 20 años, tanto en 2002, como en 2008 o en 2016, el porcentaje de jóvenes en situación de AET ya era la de la media. Es decir, las oportunidades para continuar los estudios (para obtener el Graduado en la ESO o alcanzar una titulación postobligatoria) se abandonan a partir de la temprana edad de 20 años. No hay enseñanzas de segunda oportunidad –ESO en Centros para Personas Adultas, FP en régimen vespertino, Bachillerato nocturno, etc.–, capaces de atraer a estos jóvenes.

 

El siguiente gráfico recoge la evolución entre esos mismos años desagregado por edades, pero esta vez sólo para quienes estaban en situación de AET sin haber alcanzado el título de la ESO. Es lo que suele llamarse fracaso escolar. Ponemos resaltar varios aspectos:

  • en esta ocasión, hay una reducción importante (un 40%) entre 2008 y 2016 de quienes no teniendo título de Graduado están en situación de AET. Parece que la falta de alternativas laborales ha empujado a las aulas a estos jóvenes que no cuentan ni siquiera con el título obligatorio. Llama la atención el que el 2008 se hubiera producido un importante incremento respecto a 2002: parece que en esas fechas la contratación a no cualificados animó a abandonar los estudios sin titulación.
  • De nuevo la tasa es más baja en 2016 entre los jóvenes de 18 y 19 años que la media, lo que permite pensar que la tendencia se va a mantener algún año más; pero de nuevo a los 20 años el porcentaje de la tasa es el de la media, es decir, no hay centros de segunda oportunidad atractivos para los jóvenes a partir de los 20 años.

Veamos ahora esta misma evolución pero en el caso de los jóvenes que han abandonado los estudios con el título de Graduado en Secundaria:

  • En esta ocasión el descenso, se ha mantenido con el paso de los años, reduciéndose la tasa de AET a menos de la mitad.
  • Vuelve a ser más baja la tasa de AET a los 18 y 19 años que la media, lo que de nuevo nos permite albergar esperanzas de que se mantenga la tendencia a la reducción.
  • Pero otra vez nos encontramos con que a los 20 años los jóvenes con título no encuentran modalidades de enseñanzas postobligatorias atrayentes que les animen a continuar los estudios.

El 19% de la tasa de AET se compone de un 11% con título y un 8% sin él. Este último porcentaje es la cifra más aproximada del fracaso escolar y es congruente con la tasa bruta de población que se gradúa en la ESO, un 91,8%: suma de quienes obtenían el título en 2014 (últimos datos) a través de la ESO, los módulos voluntarios de los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) y los centros de educación para personas adultas Debieran buscarse alternativas para este colectivo, tanto en la ESO (para evitar su fracaso) como con fórmulas que hagan atractivo la obtención del título en edades posteriores.

Respecto al 11% que tiene título, una FP con más peso de las prácticas, menos academicista, con reconocimiento de la experiencia laboral adquirida, en turnos compatibles con las ofertas esporádicas de empleo, más flexible… podría resultar más atrayente.

La reducción del porcentaje de jóvenes en situación de AET con título de Graduado en Secundaria sí parece que puede ponerse en relación con la puesta en marcha de medidas derivadas de las leyes educativas (Programas de Apoyo y Refuerzo en Secundaria: ARA, Refuerza…), lo que anima a persistir y ampliar las iniciativas conducentes a la obtención del título y a profundizar en la disponibilidad de plazas en enseñanzas postobligatorias de FP y de Bachillerato en número y condiciones que no disuadan a este alumnado de continuar estudiando.

Últimos comentarios

  • ALEJANDRO Gomez Bonilla

    POR UNA ESCUELA ACOGEDORA
    Hoy inician el curso escolar las niñas y los niños de Castilla La Mancha (menos los de Guadamur).
    Es una fecha importante en la vida de las personas que participan en el desarrollo de la vida de los centros escolares.
    Hoy se incorpora al centro el personal de los comedores escolares, de la limpieza, los conserjes, las personas de mantenimiento, , el profesorado ya lleva trabajando desde el día uno de septiembre…todo ello para atender al alumnado, a todas las niñas y niños de la región.
    Todas las personas que van a vivir esa experiencia, merecen, tienen derecho a incorporarse a un ambiente acogedor. Un ambiente de inclusión, agradable, amable, generoso,…
    Después de ello vendrá lo demás, pero cada niña, cada niño, cada maestra cada maestro, todas las trabajadoras y trabajadores de los colegios necesitan y tienen derecho a ser recibidos, por quien corresponda, en un ambiente que les ofrezca seguridad y confianza.
    La sonrisa ese gesto que tan poco cuesta, los brazos abiertos,…y sobre todo el corazón y la mente a disposición de desarrollar un proyecto de inclusión, de crecimiento …y de compensación.
    Claro que sí, con dialéctica, con participación, con aportaciones de distintas ideas, con demandas de justas reivindicaciones, con esfuerzo por conseguir los mejores y justos resultados, con perseverancia en la conquista de las mejoras necesarias,…pero todo ello en el convencimiento de que la comunidad educativa que nos toca vivir es la mejor del mundo.
    Las maestras y maestros del colegio son las mejores, el alumnado, sin duda, el mejor que nos ha tocado y las instalaciones, aunque sean manifiestamente mejorable son una instalaciones fenomenales. Habrá que debatir para mejorar, habrá que luchar por conseguir cambiar determinadas circunstancias, pero el colegio de nuestras hijas e hijos, nietas o nietos es el mejor.
    Es fundamental erradicar el negativismo que asola, de algunos grupos en algunas comunidades educativas…Es necesario eliminar las actuaciones esos grupos pequeños de madres y de padres , que se quieren transformar en inspectores de educación destacando lo negativo e iniciando procesos de «acoso»…que no llevan a otro sitio que a la «exclusión» y a la destrucción de un buen clima de convivencia. Es fundamental que la inspección vaya dejando de lado la burocracia y se implique en la vida de los colegios…que se deje de tanto papeleo inútil y entre en las aulas y en los colegios para aprender, para conocer y para colaborar en el desarrollo de los centros. La inspección educativa debe estar, principalmente, para analizar la realidad de los centros y proponer las compensaciones necesarias de las carencias que puedan existir y no, para perseguir, culpabilizando de esas carencias al primero que se encuentren, que generalmente es un docente, no culpable de los recortes ni de la cicatería de los responsables de la educación…y que repercute, claro, en la calidad del proceso enseñanza aprendizaje.
    La escuela debe generar un clima de seguridad para el alumnado, seguridad y confianza y debe estar muy atenta a esos acosos violentos que tantas veces está sufriendo el alumnado, maestras y maestros y también madres y padres.
    Siempre creí en la energía de ese profesorado ilusionado, motivado, serio, responsable, alegre, cariñoso, inteligente, bien preparado, …con proyectos de futuro para su alumnado. Siempre he confiado en esas madres y padres que creen en el colegio de sus hijas e hijos y que se pelean día a día por mejorar su formación y su crecimiento, participando democráticamente en cuantas asambleas reuniones u oportunidades se les presente…En un ambiente receptivo, cómodo, agradable,…todas y todos aportarán lo mejor de sí mismos. Sí, claro que sí, discutiendo y debatiendo y exigiendo lo que haga falta, pero dando lo mejor de cada uno.
    Ya se ve que sigo emocionándome y queriendo participar donde no se me llama,… como si no estuviera ya casi apartado (me queda aún, llevar a mis nietos al cole todos los días)…¡Vaya con estos jubilados dando consejos!…
    Para terminar y haciendo uso de la palabra acogedora del título de este texto, pienso que a ningún docente se le pasará tratar en sus aulas, el tema de la necesidad de acogimiento que tienen millones de seres humanos que andan por ahí, sin amparo y sin consuelo, acogimiento que nosotros podríamos contribuir en el acogimiento de ese gran número de personas que están viviendo en condiciones inhumanas…
    ¡FELIZ CURSO PARA TODAS Y TODOS!

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Miguel Recio

Asesor Secretaría de Estado de Educación y FP