NADIE CON UN MÍNIMO DE SENSIBILIDAD Y RIGOR ANALÍTICO puede negar que la violencia machista se dirige contra las mujeres y niñas precisamente por su condición de tales: representa un mecanismo de control cuyo origen es la desigualdad entre mujeres y hombres que, a su vez, la garantiza y la alimenta. Es la máxima expresión del modelo patriarcal de dominación sobre las mujeres.