Los retos de la formación permanente del profesorado ante la crisis del Covid-19

DESDE EL INICIO DE LA CRISIS SOCIAL Y SANITARIA ORIGINADA POR EL COVID-19 hemos asistido a la publicación de una catarata de artículos y pronunciamientos sobre el impacto que ha tenido en el sistema educativo, el difícil paso a una situación generalizada de formación a distancia y las enormes carencias que ha puesto de relieve, con especial atención a la brecha digital, y en un sentido más amplio, a la enorme diferencia en el acceso a los recursos educativos y culturales asociada al entorno socioeconómico del alumnado y las situaciones de vulnerabilidad, que se manifiestan con más fuerza en coyunturas como la presente.

Covid-19 y formación inicial del profesorado

LA CRISIS PRODUCIDA POR LA PANDEMIA HA SUPUESTO PARA LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA un examen sobre su forma de enseñar y su modo de adaptarse a un escenario, el de la docencia a distancia, que, si bien aparecía en su horizonte como una opción a implantar de manera progresiva y que ya había sido puesta en marcha en alguna de estas enseñanzas, ha debido hacerlo de manera precipitada y sin un espejo en el que reflejarse y compararse adecuadamente con experiencias previas.

Nuestros derechos, la prioridad

DE LA MOCIÓN DE CENSURA A MARIANO RAJOY el pasado 1 de junio de 2018, a la no aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2019 de Pedro Sánchez, solo han transcurrido ocho meses. El resultado de esta situación política es, entre otras muchas cosas, desgobierno, crispación, incertidumbre y falta de negociación.

El Gobierno margina a la formación

LA FORMACIÓN SUFRE. Lo hace desde hace tres años. En ese periodo, no se han invertido los 726 millones de euros presupuestados para financiar la formación de los trabajadores. Hace dos años, el Gobierno acometió la reforma urgente de la Formación Profesional para el empleo, entregándosela a entidades privadas.