El alcance planetario que obtuvo el asalto al Capitolio de una banda de seguidores enfervorizados del presidente Trump, incapaz de aceptar la derrota de su líder en las pasadas elecciones estadounidenses, no vino por la duración del episodio, ni tan siquiera por la pérdida de 5 vidas humanas. La conmoción mundial se produjo por lo que los medios informativos y las declaraciones de los propios líderes mundiales definieron como el ataque a la cuna de la democracia, el intento de golpe insurreccional a las instituciones preservadas por el país que se enorgullece de poseer la primera constitución escrita del planeta.