Por tanto,
No se trata solo de infancias robadas, sino de futuros comprometidos como trabajadores adultos. Difícilmente pueden jugar como niños, difícilmente podrán tener un trabajo decente como adultos.
La buena noticia: las estimaciones de 2016 cuentan una historia de progreso real, con una disminución significativa desde el año 2000, en que la OIT comenzó a contabilizar el trabajo infantil, pasando de 245,5 millones en 2000 a 151,6 millones en 2016. El trabajo infantil peligroso se ha reducido todavía más, pasando de 171 a 73 millones.
La mala noticia: las últimas estimaciones muestran una desaceleración en su ritmo de reducción durante el período 2012-2016. En los últimos cuatro años, ha disminuido tan solo 16 millones, pasando de 168 a 152, un tercio de la disminución que tuvo lugar entre 2008 a 2012. Con respecto a los trabajos peligrosos, se han reducido tan sólo 12 millones, cuando en el período anterior fue de 30 millones.
Con la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la agenda global más ambiciosa jamás adoptada por la humanidad, todos los países se han comprometido, con la meta 8.7, a “adoptar medidas inmediatas y eficaces para asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, erradicar el trabajo forzoso y, a más tardar en 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados”.
No obstante, con el ritmo de reducción de los últimos cuatro años no se conseguirá el objetivo fijado. No basta con seguir haciendo lo mismo que antes; son necesarias medidas adicionales en el campo de la educación, de la lucha contra la pobreza y de los servicios sociales, pero también en el ámbito laboral. Por ejemplo, aplicando medidas eficaces en todas las cadenas mundiales de suministro donde se concentra parte importante del trabajo infantil.
Encontrar medidas aceleradoras y renovar acuerdos ha sido el objetivo de la IV Conferencia sobre la erradicación sostenida del trabajo infantil, que ha tenido lugar recientemente en Buenos Aires (14 -16 noviembre), donde gobiernos y sociedad civil –sindicatos y ONG– presentaron compromisos explícitos que acompañan a la Declaración. Toca ahora pasar a la acción.