– ¿Cómo has vivido este 8-M?
La verdad que con más fuerza y motivos que nunca. A las reivindicaciones que mantenemos año a año, este año le he sumado las ganas de necesitar visibilizar que era posible hacer una jornada de manifestación manteniendo las medidas sanitarias exigidas. Comento esto porque ha habido un especial interés en culpabilizar y señalar las manifestaciones como actos irresponsables y fuera de lugar, cuando movilizaciones de índole similar no han sido criticadas. Ha habido un ataque en toda regla, y por ello fui con más ganas que nunca a la manifestación convocada en Vitoria-Gasteiz por los diferentes colectivos. Tanto en la manifestación de Vitoria-Gasteiz como en el resto, mostramos al mundo cómo manifestarse de forma ordenada y responsablemente. Ahora bien, no he escuchado ninguna disculpa por parte de aquellos que las tacharon de irresponsables queriendo cancelarlas (y consiguiéndolo en el caso de la Comunidad de Madrid). Aprovecho para felicitar a todos los colectivos que organizaron estas jornadas en tan difícil situación sanitaria.
Personalmente, ha sido un día diferente respecto a otros años. Es el primero que estoy de excedencia cuidando a mi hijo. Por ese motivo, he ido con más ganas que nunca a la manifestación. Espero cambiar las cosas para que él viva en un futuro de igualdad y corresponsabilidad. Mi pareja se quedó al cuidado de mi hijo y disfruté de mi tiempo reivindicando nuestros derechos. Cuando él sea más mayor vendrá con nosotras a las manis.
– ¿Crees que las reivindicaciones del feminismo están integradas en tu trabajo? ¿Qué crees que falta para impulsar la igualdad desde tu puesto de trabajo?
Mi trabajo creo que tiene las reivindicaciones bastante integradas. La mayoría de las profesionales de la educación a cargo de menores de 12 años somos mujeres y lo que más me enorgullece es ver que en la educación concertada aumentan los puestos de responsabilidad a cargo de mujeres.
– ¿Qué crees que puedes aportar tú desde tu trabajo? ¿Y el sindicato?
Desde mi trabajo como educadora, en contacto directo con familias, creo que puedo y debo aportar una mirada feminista. Tanto a alumnos como a progenitores, ayudarles a “ponerse las gafas moradas” y ver todo desde un prisma que quizás no hayan valorado. Llevarlos a la reflexión. Creo que esa es la labor de todo docente, fomentar la mirada, la opinión crítica e intentar corregir situaciones de desigualdad.
El sindicato debe tener los pilares muy claros y luchar, tal y como dicen, por las trabajadoras en todos los aspectos.
– ¿Cómo ves la evolución de la perspectiva feminista a lo largo de tu vida personal y laboral, y por qué consideras que debemos seguir luchando?
He de decir que el feminismo ha sido todo un descubrimiento. Desde que empecé a escuchar el término y a indagar y leer sobre ello me fui dando cuenta de las situaciones personales tan injustas que he vivido solo por ser mujer. Desde aquellos días, no hay uno solo que no sea capaz de analizar las situaciones desde esa perspectiva y eso me enorgullece y me invita a compartirlo con amigas y colegas, y nos lleva a reflexiones muy interesantes y a sentirnos apoyadas las unas con las otras.