Digitalización en las aulas: la privatización de hoy

EN EL CONTEXTO DE LOS ÚLTIMOS MESES, las grandes empresas han visto muchas opciones de beneficio ante la elevada dependencia de una educación a distancia. Así, relacionamos digitalización y privatización porque vemos que las grandes corporaciones de comunicación e información dan servicios para las TIC y para la enseñanza en línea.

No es cuestión únicamente de las ganancias que se llevan, sino que su presencia les llevan a su beneficio más grande, la compra y venta de datos. Esto a su vez hace que nuestra información personal esté fácilmente en esas manos privadas. Ya son múltiples las administraciones que en estos meses han llevado a cabo contratos con gigantes como Microsoft o Google bajo el trillado mantra de la colaboración entre lo privado y lo público.

La intercesión en aumento de estas grandes empresas en el sector educativo se muestra por parte de las administraciones como una colaboración en positivo y en línea de una actualización necesaria. Se defiende como una introducción de la digitalización, pero lo que supone son actuaciones que no van en nuestro interés. El contexto de los últimos meses que comentábamos ha servido para acentuar lo que ya se estaba dando últimamente: bajo palabras engañosas se esconde el asentamiento y justificación de una mayor privatización.

Nuevamente no es cuestión de ir contra las amplias potencialidades en la enseñanza y el conocimiento de las nuevas tecnologías, la cuestión es que digitalizan sin tratar a la vez temas aún más necesarios del sistema educativo, como podrían ser las condiciones de las y los trabajadores del sector. La cuestión también es reconocer que la digitalización en este sistema supone un incremento de la segregación social y del control y presencia de esas grandes empresas.

Un modelo de enseñanza íntegro y una menor desigualdad deben necesariamente ir de la mano de la correcta utilización del aspecto digital, al margen de la búsqueda de beneficios corporativos que existe en nuestra sociedad actualmente como si no existiera la segregación. Por ello hay que apostar por la educación presencial y todo lo que comporta, también como potencial reductor de desigualdad y puntal de una educación que considere otras características ausentes en los entornos en línea.

No podemos quedarnos de brazos cruzados. Hay que resistir los ataques de quienes provocan esta expulsión de las aulas, este impedimento al acceso educativo, y que solo quieren, en definitiva, convertir a la educación en otro nicho de mercado.

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Jordi Hostaled

Secretario de Organización de la Sección Sindical de CCOO en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)