La tasa de reposición y la política de contracción de la financiación han desembocado en una Universidad más empobrecida y frágil, con menor capacidad de atracción y retención de talento, y con limitadas posibilidades de desarrollar planes de estabilización y promoción de sus plantillas, tanto de personal docente e investigador (PDI) como de personal de administración y servicios (PAS).
En cuanto al PDI, la evolución ha sido negativa para los contratos estables e indefinidos con una pérdida del 9,01% entre 2009 y 2018 y un aumento del 16,32% del empleo temporal (Figura 1). Además, vemos que el incremento de este se produce sobre todo en las figuras más precarias a tiempo parcial.
Cuando observamos el devenir de las diferentes categorías de profesorado entre 2009 y 2018 (Figura 2), comprobamos que ha habido un descenso global del 17,12% del PDI Funcionario (PDI F) y solo se detecta un incremento del 22,11% en el cuerpo de catedráticos de Universidad (CU), donde se ha constatado la mayor desigualdad entre la proporción de hombres y mujeres, mientras que en las restantes figuras hay disminuciones que oscilan entre el 10,31% en titulares de Universidad (TU) y el 66,28% en titulares de escuela universitaria (TEU). Esta pérdida de profesorado funcionario solo se ha paliado parcialmente por el aumento del 87,85% de profesorado contratado doctor (PCD) que ha ido acompañada de una reducción muy significativa de profesorado colaborador (55%).
Respecto al Personal de Administración y Servicios, en cifras globales ha disminuido el porcentaje de plantilla desde 2008 hasta 2018 un 2,57% (Figura 3), pero lo ha hecho con un comportamiento diferente. En PAS Funcionario (PAS F) se aprecia un aumento discreto desde 2008 (3,05%), mientras que en PAS Laboral (PAS L) se ha producido una disminución del 11,32%. Además, cuando se desagrega por categorías, la mayor pérdida en PAS F es en la categoría C2 y en PAS L el descenso es general en todas las categorías, pero mucho más pronunciado en contratos de Graduados, Licenciados o equivalente, y en la de contratado sin requisito de titulación.
En cualquier caso, los datos de temporalidad del PAS también son muy preocupantes (Figura 4). En 2018, aproximadamente el 30% del empleo era de duración determinada, con un porcentaje global del 26% en PAS F que se elevaba hasta el 34% en PAS L. En ambos colectivos la mayor precariedad se acumula en las escalas inferiores, con cifras que superan el 50%, donde las plazas son ocupadas normalmente por personal temporal (en condición de interinidad o de contrataciones de duración determinada).
También destaca en el PAS L graduado o equivalente (30,83%), donde muchos de los contratos de mayor categoría están vinculados a financiación procedente del capítulo de investigación, pero los puestos son mayoritariamente de carácter estructural, por su especificidad y especialización. El mayor porcentaje de PAS estable se corresponde con los subgrupos A1, A2 y C1 de PAS F, donde el promedio de temporalidad se encuentra en el 14,5%.
Otro factor importante que aún no hemos abordado es la edad media del personal de las universidades públicas (Figura 5), que se sitúa mayoritariamente entre los 40 y los 59 años, configurando hasta el 66,74% en el sector del PDI y sobrepasando el 77% en el ámbito del PAS; sin embargo, el número de personas de menor edad supone el 15,26% del total en PDI y el 10,03% en el PAS, mientras que el porcentaje de personal con 60 o más años alcanza el 16% de la plantilla del PDI y el 12,63% de la del PAS. Los datos muestran con rotundidad que el horizonte de renovación del personal de las universidades se aproximará al 50% al final de la década actual en PDI y al 30% en PAS.
Cuando analizamos la edad media del PDI en el curso 2018-2019, en función de las categorías de profesorado, vemos que la mayoría de las jubilaciones se van a producir en el empleo de mayor calidad, el del PDI Funcionario (Figura 6); puesto que la media de edad del cuerpo de catedráticos y catedráticas se aproxima a los 59 años y el de titulares se establece alrededor de los 54 años. El resto de empleo de calidad, configurado por el profesorado contratado doctor y el profesorado colaborador, se sitúa alrededor de los 48 años. Resulta ilustrativo comprobar que la media de edad del profesorado ayudante doctor o lectores se acerca a los 40 años y es sorprendente que en el caso de las y los ayudantes, el promedio de edad se establezca en más de 34 años.
Si examinamos la distribución del PAS por categorías y edad (Figura 7) observamos que el escenario es un poco más estable, puesto que la edad media se halla en 51,2 años en el PAS F y en 50,04 en el PAS L, con datos bastante homogéneos en las distintas categorías, que varían entre 47 y 52,4 años.