No es audiovisual para mujeres

LA BRECHA DE GÉNERO ALCANZA DESGRACIADAMENTE A TODOS LOS ÁMBITOS LABORALES y la industria cinematográfica no es ajena a ella.

©Miguel Córdoba-Cortesía de la Academia de Cine

Suelen decir que hechos son amores y, de ser así, lo cierto es que la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, que otorga anualmente los Premios Goya, no parece demostrar un firme compromiso en lo que se refiere a la representación femenina en este reconocimiento público de primer nivel: en la última década, solo una mujer (Isabel Coixet, ya premiada en 2006) ha recogido el galardón a Mejor Dirección y solo se pueden sumar otras dos realizadoras más a la lista desde 1987. Tres mujeres en 37 ediciones.

Hay premio si eres novata

La representación femenina logra mejores estadísticas en el caso de la categoría de Mejor Dirección Novel, pues han sido seis las mujeres que se han alzado de forma consecutiva con el premio en los últimos diez años y un total de diez desde 1990. Sin embargo, esta disparidad de cifras esconde una triste lectura, ya que evidencia la existencia de un techo de cristal que afecta también en los puestos de dirección del audiovisual. De este modo, una mujer puede ser condecorada por su epifanía cinematográfica, pero parece que el paseo de la fama del cine español solo está reservado para los Garci, Trueba o Sorogoyen que acumulan cabezudos en sus estanterías. ¿Cómo se puede explicar si no que este año las películas de tres directoras estuviesen nominadas a Mejor Película, pero solo una de ellas optase al de Mejor Dirección? Asimismo, Rodrigo Sorogoyen no necesitó ganar el de Mejor Dirección Novel para conseguir poco después dos a mejor director, pero a Carla Simón se le niega este último y se debe conformar por el momento con ser premiada con su primera cinta.

Por otro lado, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) publica anualmente un informe anual en el que se analiza la representación femenina en el conjunto de festivales nacionales. Desde 2018, los porcentajes oscilan entre el 25% de ese año al 38% de 2021. Por tanto, puede decirse que la predominancia masculina en los premios cinematográficos de España es la norma.

Jerarquía en blanco y negro

Es importante hacer hincapié en esta cuestión, puesto que la estructura laboral de la industria del cine sigue estando aún hoy claramente masculinizada. En este sentido, para lograr darle la vuelta a esta situación, no ayuda, desde luego, el hecho de que desde dentro del propio sector no se reconoce como debiese el trabajo realizado por las mujeres, que ya cuentan con la desventaja de base de ser minoría. Para hacernos una idea de la magnitud del problema, según el informe anual de CIMA de 2021, las mujeres representan el 32% de casi 2.200 profesionales computados en esta industria. De este modo, dentro de los diferentes puestos, son en los cargos de responsabilidad y coordinación en los que la presencia femenina languidece más: dirección (21%), dirección de fotografía (16%), responsable de sonido (17%) o composición musical (12%). Los puestos con mayoría de mujeres son escasos, reduciéndose a diseño de vestuario (82%) y maquillaje y peluquería (66%).

Observamos, por tanto, una clara segregación horizontal, pues la distribución de puestos se rige por los clásicos estereotipos de género perpetuados en el tiempo. Así, los trabajos feminizados son los asociados a la estética, mientras que los masculinizados se vinculan a características como el liderazgo o la creatividad. Esta dinámica de distribución de trabajos asignados a roles de género refleja una clara segregación por sexo, produciéndose también de manera horizontal, al existir una barrera en el acceso de las mujeres a cargos de dirección y de toma de decisiones en el contenido del largometraje (puestos de dirección, guion y producción).

El test que no falla

En la década de los ochenta, la dibujante norteamericana Alice Bechdel propuso en una de sus tiras cómicas unos requisitos mínimos que sirviesen como método para considerar si un producto cultural cumple con los estándares mínimos de representación femenina y contribuye así a evitar la brecha de género. Con el paso del tiempo, esta prueba se ha popularizado como método. El test de Bechdel consta de tres condiciones: contar con, al menos, dos personajes femeninos que tengan nombre, que se produzca una conversación larga entre ellas y que el tema que traten no sea sobre hombres.

De esta manera, si sometemos a las nominadas a Mejor Película a la prueba del algodón ideada por Bechdel, los resultados no hacen sino corroborar la estructura patriarcal de la industria cinematográfica española: las cintas dirigidas por mujeres (‘Alcarrás, ‘Cinco Lobitos’ y ‘La Maternal) aprueban con nota la prueba, pero en las dos realizadas por hombres (‘As bestas’ y ‘Modelo 77’) no solo no lo superan, sino que la presencia femenina es inexistente en el caso de ‘Modelo 77’ o  siempre supeditada a los conflictos de los personajes masculinos, como en ‘As bestas’. Para más inri, estas dos películas fueron las más premiadas en esta edición, pero ninguna de ellas por el trabajo de sus actrices.

Por todo ello, no queda más que insistir y reivindicar en la necesidad de que, tanto desde fuera como desde dentro de la industria cinematográfica, se trabaje de una vez en visibilizar y reconocer el trabajo de las profesionales del sector. Solo así se podrá dar la vuelta a un sector en el que las mujeres siguen relegadas a un segundo plano, a pesar de que son las que más pueden aportar en el proceso creativo de un cine que, sin duda, necesita más historias en clave femenina.

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Lorenzo Chedas Redondo

Delegado sindical de CCOO Ensino y periodista