Por otra parte, nuestra influencia en el desarrollo del alumnado es grande y eso es una responsabilidad que marca nuestro día a día, haciéndonos conscientes de la importancia de nuestro trabajo y de la necesidad de hacerlo bien. Esto debe ser así. Y, cuanto más implicado y mejor es un o una docente, mayor carga emocional encontramos.
La nuestra no es una labor que se pueda hacer de forma aséptica o con distanciamiento de la realidad personal y social de las personas con las que tratamos y trabajamos. Nuestro bienestar emocional y nuestra salud mental no se pueden desligar de la situación de la población con la que convivimos en las aulas y en los centros. Somos de los colectivos más conscientes de los problemas sociales y psicosociales, y eso nos hace poder influir en ellos, pero a la vez nos hace más vulnerables a su impacto. Esto se suma a las grandes exigencias que tiene el trabajo docente y a la preparación que eso implica.
Se habla mucho de la formación y efectivamente es muy importante, pero ni mucho menos es suficiente si no se tienen el tiempo, los equipos y la organización adecuada. Cuando los requerimientos superan a lo que se puede abarcar se produce el síndrome de burnout, que tiene consecuencias muy importantes en la salud.
Uno de los principales elementos que influye en esta situación es ser plenamente conscientes de que las administraciones no están invirtiendo los recursos necesarios para que podamos realizar nuestras tareas en las mejores condiciones. Sentimos que no se nos cuida ni se reconocen los elementos fundamentales de nuestra labor. En algunos casos, incluso, se nos ataca y se nos culpa desde algunas administraciones para eludir sus responsabilidades políticas.
Es necesaria una inversión decidida para aumentar los recursos que hagan posible la mejora del bienestar de todo el personal, pero teniendo en cuenta que se requieren, además, medidas individuales específicas, sin olvidar que somos una comunidad interrelacionada entre sí y con su entorno.
CCOO ofrece diversas propuestas: mejora de las condiciones laborales, reparto de la carga de trabajo y recursos adicionales para atender adecuadamente todas las funciones; regulación de la salud laboral y de los riesgos psicosociales, y medidas socioeducativas y sociocomunitarias son algunas de las más relevantes. Las administraciones deben escuchar y ejecutar todas las medidas necesarias. Y nuestro sindicato va a seguir poniendo en marcha todos los medios a su alcance para que así sea: denuncia, reivindicación y movilización.
