Por qué hay que reducir la jornada de las y los profesionales de la educación

LLEVAMOS MESES HABLANDO DE QUE ESTAMOS AL BORDE DE UN GRAN CAMBIO SOCIAL. La inflación, la desregulación absoluta de los alquileres y el excesivo tiempo que dedicamos al trabajo nos asfixian cada día más.

Cabe esperar que, ante la situación de una población que debe pagar 350€ para compartir piso a sus 40 años –y que a pesar de trabajar de sol a sol no llega a fin de mes porque los salarios están estancados desde hace décadas–, se avecine una gran crisis o una gran ruptura.

La pregunta entonces es quién va a liderar este momento de incertidumbre, y creo que en eso nuestro sindicato ha empezado bien el curso. Hace ya unas semanas de las movilizaciones por la reducción de la jornada laboral, una demanda histórica de nuestra organización y que encuentra en el momento actual una oportunidad como ninguna para salir adelante. La sociedad está cansada, los datos de salud mental no dejan de empeorar y el desajuste entre salarios y calidad de vida hace cada vez más insoportable ir al trabajo cada mañana. Ante esto, es el momento de atajar el problema de la jornada laboral, que ya arrastramos, y CCOO lo ha sabido ver. Eso sí, es necesario ahora mantener el foco, ante distracciones interesadas hacia problemas inexistentes, como una supuesta invasión de migrantes. El problema de la clase trabajadora de nuestro Estado no es la llegada de personas migrantes que, dicho sea de paso, merecen una vida mejor (y a quienes debemos dársela, sin titubeos), sino la pérdida progresiva de calidad de vida en estos últimos años.

Nuestro informe “¿Cuánto trabaja el profesorado?” da en el clavo de lo que necesitamos las y los docentes. Ya apuntábamos, en el Barómetro Internacional de la Salud y del Bienestar del Personal de la Educación que nos encontramos a un cuerpo profesional con muchos problemas de salud ligados al estrés, la sobrecarga de trabajo y la desmotivación. Y en el informe marcamos tres grandes soluciones: reducción de horas lectivas, bajada de ratios y reducción de la temporalidad a un 8%.

A primera vista puede parecer que estas medidas no tienen mucho que ver. Lo cierto es que hemos comprobado, una vez tras otra, que la profesión docente es profundamente vocacional, lo que provoca que, pese a no tener horas suficientes en su jornada, las y los docentes dediquen el tiempo necesario para mantener una calidad mínima. Pero no se trata de elegir una de estas tres soluciones, sino que proponemos un cambio de modelo de gestión del personal, y entender que la salud y motivación de las y los profesionales van íntimamente ligadas con la calidad educativa.

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Pau Garcia Orrit

Secretaría de Juventud de FECCOO